Amor ciego

Ya saben: Gallardón va a incorporar, como atenuante o eximente, el amor ciego para que sus señorías, además de las puñetas, tengan argumentos a la hora de explicar algunos asuntos relacionados con el bolsillo que, cerca del corazón y lugar para guardar la cartera, late al mismo compás por un cariño desmedido que tendrá su sitio en el Código Penal.
Tengo que preguntar a dos ilustres abogados y buenos amigos, María Dolores y Gerardo, que opinan sobre el particular y, por lo menos “nos echamos unas risas”
Pero si se aprueba “la doctrina del amor ciego”, el asunto de la infanta no será delito (contra Hacienda y más) sino un acto de fe, de amor.
De ahí, querido lector, los casos de Bárcenas, Blesa, los de Pokémon, Gurtel, y amplio etcétera que aquí y a lo largo de 2012, según informe de la Fiscalía, suman 152 investigaciones por corrupción, un 22% más que el año anterior, pueden considerarse igualmente actos de amor (a la propia, a la familia, el partido, el sindicato o el club de fútbol de sus amores).
No nos olvidemos del amor patrio –separado del bolsillo donde se guarda la cartera– que justifica, aprueba con entusiasmo, llevar el dinero a Suiza según tantos ejemplos como nos dan políticos y conocidos emprendedores.
El propio Gobierno nos demuestra un amor ciego, solo teniendo los ojos cerrados se puede legislar contra la ciudadanía, subiendo aquí un impuesto, recortando allá un servicio, lo que deja –por ejemplo– al 60% de los gallegos con graves problemas para llegar a fin de mes y, más allá del telón de grelos, a millones de españoles sin ayudas al desempleo, con la salud solo apta para ricos y otras maldades que todos padecemos.
Por amor a los suyos en la Cámara (de Comercio) dicen que están mejor que antes. Vale: el 62% de los españoles, que no. No parece que cotice mucho el amor de los ciudadanos, que no están ciegos, por su Gobierno, al que suspenden en conjunto.
Amor ciego al dinero desde la princesa altiva hasta la que pesca en ruin barca… según quien juzgue. Ya escucho a doña Cristina ante el juez Castro: fue por amor.
Como los amantes de Teruel. Ya saben: lista ella, más listo él. Otra muestra de amor ciego. Ustedes abran los ojos, leñe.

Amor ciego

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