Malos tiempos para la lírica

Un título de canción que Golpes Bajos pusieron de moda allá por 1983 y que es recurrente cuando la música en general pasa por “malos tiempos”, que es un mal endémico por diferentes motivos, entre los que prima el económico, ya que el mundo de la cultura y sus instituciones necesitan de ayudas privadas y públicas, que en los últimos tiempos con los recortes motivados por la crisis, y el IVA cultural han mermado considerablemente, hasta el punto de que sin ayudas muchos festivales o ciclos de música “desfallecen”, o están en vías de desaparecer eventos arraigados en la vida musical, como es el caso de la Temporada Lírica de A Coruña para este año, que está tratando de salvar su programación, sobre una “mesa de billar”, jugando Amigos de la Ópera –que recoge el testigo del histórico Festival de Ópera de A Coruña y del Festival Mozart– a cuatro bandas con el Ministerio de Cultura, la Xunta, la Diputación y el Ayuntamiento. 
La música culta es una actividad subvencionada en la mayoría de casos y en época de crisis, si hay que recortar, dice el “manual del político”, conviene hacerlo en las actividades que la gente asocie al lujo y a las élites. Es de vital importancia que la acción de apoyo se desarrolle en un marco de total transparencia y sin despilfarros. En un entorno de “incertidumbre” las conversaciones para salvar la programación pasan por “detallar” los presupuestos –la de A Coruña tiene el menor de entre las españolas– y conseguir el dinero necesario para llevarla a cabo. 
O sea, ajustarla al dinero de las subvenciones oficiales que parece que habrá, pero “recortadas”. Se puede opinar sobre si lo más oportuno en una “etapa de transición”, no hubiera sido mejor conocer de antemano con cuánto dinero se podía disponer y en función de su cuantía programar la temporada. Esta acción no es fácil, pues la organización de estos certámenes es muy laboriosa y entraña cantidad de dificultades que tienen que resolverse sobre la marcha y con mucha antelación, para lo cual hay que tener en cuenta los ingresos recibidos en la última temporada, que han sido mermados en su cuantía por los recortes. De ahí la situación. Ahora todo depende de las aportaciones procedentes del ámbito privado, que siempre han estado en primera línea con su mecenazgo.

Malos tiempos para la lírica

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