El partido del Deportivo en Tenerife puso a la vista de todos, incluso de los seguidores más optimistas, cuál es la auténtica realidad del equipo: la cortedad de la plantilla. Tres bajas fueron suficientes para que la imagen de seguridad fuera de casa quedase reducida a la nada; si a ello se suma la vulnerabilidad en las jugadas a balón parado, de la que de nuevo dieron muestra los blanquiazules, se entiende perfectamente que salieran derrotados del Heliodoro Rodríguez. El problema es que mientras que la mala respuesta a las acciones de estrategia se puede corregir a través del entrenamiento, con la falta de jugadores solo se acaba con fichajes y la situación del club hace que sean prácticamente imposibles, así que es fácil deducir que el ascenso es poco menos que una utopía.