Los jackets de la esperanza

El contrato adjudicado el pasado mes de diciembre por Iberdrola a Navantia Ferrol para las construcción de 29 jackets de eólica marina en las instalaciones de la antigua Astano supone un autentico balón de oxígeno para el sector naval de la ría, y la constatación de que la diversificación industrial es crucial para definir el futuro de nuestros astilleros.
El inicio de los trabajos de construcción de los Jackets del proyecto Wikinguer es inminente. Se espera que en en mayo pueda desplegarse una actividad que dará ocupción a 450 trabajadores.
El contrato conseguido por nuestros astilleros alcanza una facturación de 90 millones de euros y representa un montante de 650.000 horas de trabajo, y lo que es más importante, la posibilidad de que de la buena marcha de este contrato se puedan derivar nuevos encargos que supongan la consolidación de Navantia Fene en el sector de la eólica marina.
Es cierto que hay voces que gritan también contra estos contratos, pero lo cierto es que son las voces de siempre, las que protestan por todo, y que pretenden que Navantia no explore otros mercados a la espera de contratos para la construcción de buques civiles que no dan llegado.
Son las mismas voces que callaban cuando en 2005 se castigaba a la ría de Ferrol con una injusta reconversión que destruyó 1.400 empleos directos, 2.000 indirectos en la zona de la ría de ferrol, y cercenó las posibilidades de  Navantia Fene hasta diciembre de 2014 con un veto injusto y sin sentido.
Es cierto que la carga de trabajo con la que cuentan nuestros astilleros a día de hoy es todavía insuficiente. Pero también es verdad que hoy hay cuatro contratos  que representan una facturación cercana a los 600 millones de euros, y 3,7 millones de horas de carga de trabajo.
Contratos que antes no había y que, los que hoy más protestan son los que nada hicieron cuando tuvieron responsabilidades de gobierno, y también los que a su lado, callaban de forma cómplice, porque era lo más cómodo.
Hoy los jackets de la esperanza comienzan a ser una realidad. La eólica marina supone una oportunidad que nuestros astilleros no pueden desatender. Una oportunidad que, si lo hacemos bien, podría suponer nuevos contratos, y más empleo.

Los jackets de la esperanza

Te puede interesar