Concordia y libertad

De los premios Príncipe de Asturias 2013, siendo todos relevantes, me he quedado con lo que representan dos de ellos: el de la Concordia y el de las Letras a los que en esta ocasión  une la palabra libertad.
El premio de la Concordia ha recaído este año en la Organización Nacional de Ciegos. Todo un acierto,  reconocer en el 75 aniversario de su fundación la labor social, la capacidad de integración, su compromiso con la educación y la investigación. Demostrando que es posible la apuesta social y la economía empresarial con la generación de empleo y la autonomía de las personas con este tipo de discapacidad. Un ejemplo de modernización realizado en paralelo al desarrollo de nuestro país. Ha sido capaz de dar el salto de ser una entidad benéfica en sus inicios, a la entidad prestadora de servicios sociales y empresariales que hoy conocemos.
La imagen de la ONCE el día de la entrega de premios, fue simbólico, mostrando un abanico generacional: Su Presidente, una niña de 8 años, y una mujer adulta, a quienes acompañaba un perro guía, el compañero leal y en muchas ocasiones sus propios ojos. Siempre el afán de superación de tantos invidentes ha dado libertad y dignidad a miles de personas para disfrutar de una autonomía personal a lo largo de su vida.
 El galardón de las Letras, ha sido para el escritor Antonio Muñoz Molina. Uno de los grandes de la literatura contemporánea y a la vez persona comprometida con la sociedad  que le ha tocado vivir. Su discurso en la ceremonia de entrega de premios también lo ha sido. Hace una importante reflexión sobre el sueño y el oficio de escribir, del miedo a no tener lectores  y del miedo a perderlos. Al final por diferentes razones el miedo a escribir con libertad. Y ello conduce inexorablemente a la autocensura. Un apunte final de Muñoz Molina  referido  a la libertad: “Incluso nos hemos acostumbrado tanto a ella que corremos el peligro de no saber ya apreciarla”. Es posible que eso este pasando sin casi darnos cuenta. Los hechos nos superan cada día y las incertidumbres vitales  son mayores que las certezas.
Siempre libertad para expresarnos y hacer de la vida un ejercicio de concordia y convivencia en armonía,  es hoy un reto ambicioso y cuestionado.

Concordia y libertad

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