Ciudadanos, enmendar el error

Cerró Ciudadanos su congreso, esta vez, el primero nacional. Han crecido. Lo cierto es que demasiado deprisa. Sin consolidar mimbres y cimientos. Jugando a ganar, pero siendo una bisagra irrelevante. Tanto por la realidad de los hechos, los resultados, en suma, como por la terquedad propia de no querer entrar en coaliciones de gobiernos a los que sí han permitido investirse primero, legislar y gestionar, segundo.
Ese es y será el mayúsculo error que Ciudadanos ha presentando desde que en junio de 2015 negoció investiduras y mínimos acuerdos de gobierno, que en el caso de Madrid, comparado con el de Andalucía, fue exigente, riguroso y quizás leonino. El no querer estar en primera línea tiene un alto coste político. Afianzarse es clave, es nervial para esta formación. Fiarlo todo a 2019, un auténtico disparate. Nada hay más volátil que el voto y, sobre todo, que amarrar y fidelizar a los que hartos con la cerrazón del Partido Popular y la corrupción nunca atajada, ni siquiera a día de hoy, prefirieron votar a la formación naranja como oxígeno y ducha ideológica profiláctica. Pero esos votos volverán a sus viejos rediles. Ya lo han hecho, basta comprobar el trasvase entre diciembre del 2015 y junio de 2016 entre los dos partidos de la derecha española. Éste y el Popular. O nunca lo han hecho, como es el caso de Galicia, donde los malos enfoques, los pésimos candidatos, los equivocados mensajes y la resistencia colosal de Feijóo, han visto como los gallegos ningunearon a una formación que a veces dice y plantea cosas y acciones contrarias a los intereses de quienes les podrían votar.
No entrar en coaliciones de gobierno significa una automarginación y autoexclusión de la responsabilidad de gobernar miope, pero, sobre todo, visibilidad. Cercanía, responsabilidad de gestionar, acción, interacción. Foguearse con la realidad. Llegar al ciudadano sobre todo en las ciudades y en algunas comunidades. No entrar en Andalucía, no entrar en Madrid, en Castilla y León va a suponerles, sobre todo, una pérdida colosal de votos.
Pero quizás el mayor error tras bascular entre Pedro y Mariano es firmar unos pactos que son papel mojado, máxime cuando Ciudadanos ni es ni no es, ni puede ni no puede. Es irrelevante a la hora de dar estabilidad y seguridad prolongada en el tiempo a Rajoy y su gobierno. No conforman la mayoría parlamentaria suficiente para agendar y hacer y deshacer entre los dos cuanto antojen. Y Rajoy, astuto y rápido en el desequilibrio, consciente que necesita recuperar los votos huidos a los naranjas, juega con los Rivera un partido o frontón a su antojo. Estos se enteran por los medios de cuanto firman o acuerdan con los socialistas, en tiempos de entendimiento mutuo y evitación recíproca de confrontación entre Génova y Ferraz. Aunque todo dependerá de lo que suceda en Junio en el congreso socialista.
Ciudadanos ha crecido demasiado aprisa. Ha visto como sus apoyos han decrecido, sin embargo, en seis meses entre unas y otras elecciones. Ahora tiene ante sí el gran reto. Consolidarse. Pero si alguien quiere de verdad un congreso donde se debate, se discute y se enfrenta, pese a que otros lo ridiculicen, incluido la prensa, es el de Podemos. Hay no hay trampa ni cartón. Sino estrategia, cálculo y lucha de poder que no aplacan los despachos ni los repartos de poder.

Ciudadanos, enmendar el error

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