No son conscientes

Lo repiten sin ponerse colorados. Insisten en que no tienen consciencia de lo que sucede a su alrededor, ni de sus actos –algunos merecedores de investigación judicial– o sus errores.
O sea que, según el diccionario, viven “en un estado en el que el individuo no se da cuenta del alcance de  sus actos”.
El alcalde de Valladolid, el hombre que insultaba a las mujeres, dice no ser consciente de sus “eructos” machistas.
Hernando, portavoz del PP, el hombre que insultaba a las víctimas del franquismo, enterradas en los arcenes o llama ácrata-pijo al juez Pedraz, no es consciente de que falta, insulta y él sobra.
Así cuando le preguntan a Mariano o a Feijóo qué hay detrás de esa información que asegura que las obras de las sedes del PP, Madrid, Castilla-La Mancha, Pontevedra etc., se hicieron con dinero de dudosa procedencia, responde con un “no me consta”
Tampoco le consta a la ministra de Fomento cuándo llegará el AVE, o cuánto tiempo hace falta para que los concesionarios de las autopistas se pongan las pilas.
Además, y eso se agradece aquí en la tierra y en el cielo, como ella cree que los milagros no existen pide que la autoridad terrenal (¡anda, si es ella!) que arregle las desfeitas antes de que hagamos cola ante el tribunal del fin del mundo.
A todos los usarios del Sergas en el sur les consta, son conscientes, del mal servicio –hecho denunciado hace años, los mismos en que la Xunta les renueva el contrato– de Povisa, a la que ahora Feijóo premia con un largo y generoso premio denunciado como escandaloso por uno de los doctores del centro.
Tampoco les consta a nuestras autoridades que han crecido las desigualdades entre los españoles –¡somos campeones de Europa en esta “liga” despreciable!– y aquí, entre los trabajadores forestales, los médicos, maestros, trabajadores del sector naval y vecinos en unión, la inconsciencia de nuestros mandatarios es peor que un castigo divino.
No son conscientes del paro insufrible, los salarios obscenos de quienes tienen un chollo inestable, el desastre de la Lomce que devuelve la educación a los años del franquismo o la denuncia de la OCDE situando a España a la cola de Europa en camas de hospital por habitante y que dedica al gasto sanitario menos que la media…
Son, repito, inconscientes. Por eso, nosotros, tenemos que ser conscientes del daño que hacen.

No son conscientes

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