Ypor ejemplo, 161 diputados son más que 131. Y, asumido esto, suman más los parlamentarios de izquierdas que los de la derecha. Un socialdemócrata no es “liberal centrista, tirando a la derecha…” y los que piden un referéndum en Cataluña (y en Euskadi y en Galicia) pueden ser del birrete o de la boina, de misa diaria o agnósticos.
El otro día no se votaba a Mariano, sino a Sánchez, que presentó un programa con un 80% de las propuestas de Ciudadanos. Por tanto, los “noes” eran para Sánchez y su programa con Rivera.
No es cierto que “en quince países de Europa”, como repiten en el PP, la solución fue un gran pacto o que le dieron el gobierno a la lista más votada. Según los datos que recogió La Sexta de las propias instituciones europeas, las cifras son muy diferentes y en el PP pueden contar lo que quieran y cantar eso de “por el mar corre la liebre y por el monte la sardina”, que por mucho repetirlo no se convierte en verdad.
Es verdad, sin embargo, que el PSOE votó y se apoyó con los mismos vascos y catalanes a los que ahora rechaza y, por todo eso y lo escrito en párrafos anteriores, los 161 votos de la izquierda sumando los seis del PNV mandarían para casa a Rajoy. Por tanto, es el PSOE el que está sosteniendo a Mariano por muchos cuentos que repitan y las pocas cuentas que hacen con eso de la “transversalidad”.
Tampoco es cierto que las políticas marianistas nos convirtieron en los campeones de Europa cuando estamos a la cola en servicios sociales, salarios y somos líderes en desigualdad entre los ciudadanos y nos “salimos” de “champion” de la corrupción. Pero es que además una alianza de izquierdas de los países del sur de Europa podían cambiar las políticas mercantilistas, de austeridad, y trazar de verdad la Europa de los ciudadanos como incluso el Fondo Monetario y la propia OCDE defienden.
El economista Manuel Lago señala cuatro ejes fundamentales para ejecutar el cambio verdadero: luchar contra la pobreza y desigualdad; recuperar la calidad de los servicios públicos, acabar con la devaluación laboral y la pérdida de los derechos de los trabajadores y aumentar los ingresos con una verdadera y profunda reforma fiscal. Nadie, a izquierda y derecha, puede rechazar este programa. Y, las cosas como son, si el PSOE sigue con su plan acompañado de Ciudadanos, ya sabemos quién impide el cambio.