Es conocido el caso “Gurtel” desde hace años, lamentablemente, en honor al más que presunto organizador de la trama, Francisco Correa, y de cuyo proceso de derivaron flecos que afectaron a los que hoy son conocidos por los hombres de otros casos: Bárcenas, Camps, Garzón, Matas y un largo etc., en cuyas redes se envolvieron otra serie de personajes, defendidos por los más calificados abogados, que tratan de dilatar al máximo el final del proceso.
Frente a esto ha venido luchando el magistrado Antonio Pedreira, enfrentado desde su soledad no sólo a las argucias defensivas, aunque legitimas, de los presuntos implicados, sino a la nula o muy escasa colaboración de las instituciones. Y desde hace muy pocas semanas, este hombre íntegro se ve luchando por su vida en un hospital madrileño a consecuencia de un proceso cerebral, que le tiene apartado de todo quehacer, hasta el punto de que ha sido sustituido por el magistrado Pablo Ruz.
Expreso mi más profundo sentimiento, no sólo por lo que digo en este artículo, referido a un magistrado competente, con una trayectoria profesional intachable, sino porque se trata de alguien muy vinculado a La Coruña donde nació, hijo de aquel prestigioso abogado y concejal en su tiempo, Antonio Pedreira Ríos, fallecido prematuramente, padre del doctor José Domingo Pedreira Andrade, y de Luis Pedreira Andrade, catedrático de la UDC, conocidos coruñeses, y, por cierto, aquél, también, cuñado del abogado y ex alcalde José Manuel Liaño Flores.
Un recuerdo al magistrado Antonio Pedreira Andrade, en sus buenos tiempos de estudiante coruñés, y después abogado jefe de la Asesoría Jurídica del Ayuntamiento de Madrid, casado con otra coruñesa de arraigo, María Dolores González Pazos, también abogada y que fue miembro del Gabinete Técnico Jurídico del Tribunal Supremo, hija del entonces teniente coronel de Farmacia Félix González Ruiz. Transmito a sus hijos y familiares el deseo de un restablecimiento de Antonio Pedreira Andrade y su incorporación a las tareas de su cargo de magistrado.