Sostiene Casado

Pablo Casado tiene una difícil papeleta. Se enfrenta estos días al comienzo del juicio que deberá dilucidar si la sede central de su partido se pagó con dinero negro, tal y como sostiene, entre otras cosas, el extesorero Luis Bárcenas. Y la apertura del proceso se ha cruzado con una convocatoria electoral en Cataluña en la que el PP, según señalan las encuestas, podría enfrentarse por primera vez al sorpasso de Vox. No es fácil gestionar una situación tan compleja, pero la estrategia escogida por el líder del PP ha sido tan equivocada que ha acabado molestando tanto a ciudadanos informados como a militantes y dirigentes de su propio partido que creen que, al soltar lastre respecto a anteriores direcciones populares, ha sido desleal, injusto y mentiroso.

Porque aunque Casado presente a Bárcenas como un delincuente, finalmente acaba avalándolo cuando afirma que su misión desde que accedió a la presidencia del PP ha sido lavar los trapos sucios del pasado. Porque miente cuando sostiene que los que hoy se dilucidan son asuntos referidos a un pasado en el que no estaba. Porque él sí estaba ahí. Porque aunque ahora, años después, manifieste su desacuerdo con la estrategia seguida por Rajoy y la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría frente al referéndum ilegal del 1 de octubre, afirmando que se negó a comparecer pese a que ejercía de portavoz del partido, cosa que ponen en duda dirigentes y ministros de la época, eso sólo demostraría su cobardía pasada y no una valentía sobrevenida.

Parece evidente que Pablo Casado no se benefició de los presuntos y desvergonzados sobresueldos pagados a una élite directiva de su partido desde una caja B que él ni ordeno poner en marcha ni mantener. Pero tan evidente como eso es que nunca levantó la voz contra esas prácticas, ni reclamó responsabilidades, ni pidió una renovación profunda de su partido para separar la escoria de la dignidad. Todo lo contrario, siempre defendió en público y con orgullo la impecable herencia recibida de Fraga, de Aznar y de Rajoy. Y tildó de ilegítimo okupa traidor a quien, con una legítima moción de censura, sacó a Mariano Rajoy del Gobierno y le desbrozó el camino a la presidencia del PP .

Sostiene Casado

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