La mochila de Casado

Es que lo suyo es de titanes: tiene que reñir con sus socios de la plaza de Colón y enfrentare a un poderoso ¿? Gobierno arropado, las más de las veces, por un buen número de partidos.

Y claro ¿cómo puede hablar de corrupción cuando estos días se cocina (kitchen) otro de los sucios negocios de su partido? ¿Cómo puede, sin ponerse colorado, criticar a los socios del partido ganador de las elecciones?

¿Cómo se atreve, con el pasado reciente de la etapa Rajoy, criticar la sanidad, la ley de dependencia, la ley de memoria histórica, las leyes y normas que regulan el nombramiento de jueces, cuando han usado –existen hemerotecas, hay grabaciones comprometedoras – todo el poder que les habían entregado los ciudadanos a través de las urnas, para su beneficio personal y como arma arrojadiza a sus rivales?

¿Cómo puede decir que usted es una nueva etapa en la tropa popular, cuando tuvo cargos de responsabilidad con Aznar y con Rajoy?

¿Cómo se atreve a censurar a quienes busca en el apoyo de partidos catalanes y vascos cuando el tránsfuga Maroto recogió votos de Bildu, Aznar hablaba catalán en la intimidad y el líder d4el PNV dijo que había conseguido más de Aznar en dos horas que con Felipe en años.

Son ejemplos de sobra conocidos y que retratan el cinismo de Casado y su tropa. Otro ejemplo de la calidad democrática del PP es el filibusterismo parlamentario que Casado y los suyos usan y abusan en las sesiones parlamentarias: pasan por escrito una pregunta al Gobierno –es lógico y necesario– y luego preguntan otra cosa.

Y con esa mochila y la historia de su partido, apoyándose en Cifuentes y Aguirre incursas en asuntos judiciales, y ahora se pliega al verdadero virus que padece la sociedad madrileña –Ayuso sí Ayuso– y cuando cree que nadie lo ve vigila a Feijóo, pues sabe que le puede quitar el puesto. Claro que don Alberto, ganador con varias mayorías, bien visto en “la Corte” y con importantes amistades en radios y teles de la capital, conoce la popular canción gallega –hay Pepiño adiós– que en una de sus estrofas viene a decir algo así “hay Pepiño por Dios no te vayas, quédate con nosotros” y en otra añade lo que parece una premonición: por Dios, don Alberto, no se acerque a la playa y se ahogue como le pasó a… Rajoy”. 

La mochila de Casado

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