Con la posibilidad de una fusión entre A Coruña y Arteixo sobre la mesa, son muchos los que echan la vista a atrás para recordar cuando A Coruña no tenía más de ocho kilómetros cuadrados y su única salida directa de la ciudad era por mar. Fue hace un siglo cuando la ciudad se “hizo dueña” de un territorio tres veces mayor que su propia extensión, con una población que rondaba los 10.000 habitantes y que le proporcionó la posibilidad de extender, no solo sus lindes, sino también su proyección económica y comercial. En 1912 nacía el municipio resultante de la anexión de Oza a la capital herculina. Fue una gran absorción, ratificada por el Senado el 2 de julio y dando forma el 1 de octubre de 2012 a la nueva corporación municipal coruñesa.
La ciudad extendía entonces sus límites hasta el puente de A Pasaxe, Palavea, Feáns, y O Ventorrillo. Había “conquistado” los territorios del hasta entonces municipio de Oza; las parroquias que hoy en día ocupan los barrios de Santa María y San Vicente de Elviña, San Cristóbal das Viñas y San Pedro de Visma. Sus límites eran los que ahora ponen fin al término municipal coruñés: Oleiros (puente de A Pasaxe), Culleredo (Fonteculler, A Zapateira y Feáns) y Arteixo (Meicende y la zona de la actual refinería).
Con seis escuelas y más de 150 industriales, la anexión permitió disparar las posibilidades de promoción de la ciudad. Sin embargo, las discrepancias entre los distintos sectores de la población hicieron que la integración fuera lenta y costosa. Por un lado, el sector industrial, que apoyaba la unión; en contra, los políticos, que veían recortada su área de gestión y limitado su poder. De ambos lados de la ensenada, las expectativas de hacer negocios se alimentaba con la opción de unos para vender los terrenos, y la de otros para asentarse en otro territorio y ampliar sus mercados. Con altos precios, de casi 100 pesetas, a los que se vendían los terrenos, las posibilidades para aumentar el patrimonio de los terratenientes les impulsaba hacia el sí.
Un siglo después, las iglesias de los cuatro distritos; el fuerte, el faro y el sanatorio de la zona; el parque de Oza, y el Castro de Elviña son los únicos vestigios que quedan de aquel territorio que hace cien años incorporó el progreso y triplicó la extensión de una ciudad que hoy en día tiene sobre la mesa la posibilidad de seguir creciendo.
OPCIÓN DE FUTURO
Y es que la fusión con el vecino municipio de Arteixo no ha dejado indiferente ni a políticos, ni a vecinos, ni al sector industrial y económico de la comarca. Eso sí, cuesta encontrar opiniones similares, incluso entre las entidades de igual color político. Mientras que el discurso del presidente de la Xunta, Núñez Feijóo, durante los últimos años ha sido no cerrarse en banda a posibles fusiones; una posición adoptada también recientemente por el presidente de la Diputación coruñesa, Diego Calvo; lo cierto es que en el Ayuntamiento no ven con tan buenos ojos esa posible unión.
No piensan igual en el PSOE, que hablan de un calendario a cinco años para poder llevar a cabo esta fusión que, dicen, favorecerá el progreso y el bienestar de los vecinos de uno y otro lado. Estos últimos tampoco muestran una oposición clara a la anexión; eso sí, esperan que, de llevarse a cabo, se realice una consulta a todos los habitantes y no se ejecute de la misma forma que se realizó la fusión entre los municipios de Oza dos Ríos y Cesuras.
La incorporación de Arteixo en el término municipal de A Coruña supondría para la capital herculina la suma de unos 32.000 habitantes; una población de las más interculturales de la comarca. En lo económico, la ciudad se vería fuertemente reforzada con dos grandes motores que hoy se sitúan en suelo arteixán. El primero, el polígono de Sabón, que alberga uno de los buques insignia de la economía mundial como es Inditex, además de otras tantas empresas de importante peso en toda la comarca. El segundo, el Puerto Exterior, un proyecto de futuro que se lleva la mitad de la inversión estatal en la comarca (47 millones de euros) y que es otro de los impulsores económicos de toda la autonomía.
Para gobernar el territorio que ocupan sus 93 kilómetros cuadrados, el Ayuntamiento dispone de un presupuesto municipal anual de algo más de26 millones de euros; una cuantía que crece, según los datos, año tras año. De hecho, el presupuesto se ha incrementado en cuatro millones en apenas seis anualidades.
A pesar de los datos del presente, las decisiones sobre la fusión de ambos municipios, o simplemente el debate, será cuestión de futuro.