Armando Pita será maestro de ceremonias en su ciudad de un espectáculo “Cabaret. El musical de Broadway”, de Som Produce, que será crudo y fantasioso a la vez y que vestirá al teatro Colón de lujo. De jueves a domingo, el auditorio viajará en siete sesiones al Berlín de los años 30 para hacerlo partícipe de una época de subidón anterior al nazismo.
El actor señala que lo que empezaron en septiembre en Vigo salió victorioso en estos meses de una gira que terminará en julio en el archipiélago canario para establecerse durante la próxima temporada en Barcelona.
En este tiempo, el espectador mueve las piernas cuando el Kit Kat Club le pone canción al show, donde Armando es hilo conductor: “Abro el musical e invito a embarcar en este viaje en el que el público se adentra en un mundo de lentejuelas, plumas, risas y descaro”. Con la llegada del período nazi, la cosa cambia.
Por eso, el lema del club anima a dejar aparcados los problemas porque “aquí la vida es divina”. Y tras el glamour y la ampulosidad de prendas que pesan tanto que los intérpretes adelgazan en cada entrega, llega la carga dramática, que la hay y mucha, según Pita.
Aún así, se esconde debajo de la alfombra roja y el contraste del principio y el final provoca un efecto positivo en el que la ve. Inquieta y “la gente, que conoce la historia se pregunta: ‘¿Pero cómo es posible después de todo este lujo y color?’”. En las dos horas y media que dura “Cabaret”, el público va rascando, “va desapareciendo el maquillaje y nos encontramos con la realidad”. Serán ocho los personajes que lo llevarán de un lado a otro, 20 personas en total, entre los bailarines, que también cubren diferentes papeles, y todo el equipo técnico, “que es casi el doble que nosotros”.
Vuelta de tuerca
En comparación a otras propuestas de “Cabaret”, el maestro de ceremonias destaca que esta retoma la magia de la que se escenificó hace 50 años con todo el texto original, pero dándole una vuelta de tuerca porque el cabaret busca la grandiosidad.
Desde esa explosión de lujos, “contamos con el momento histórico". Armando recuerda que "estamos ante una gran obra de teatro con un libreto importante tanto de guión como a nivel musical", que funciona de impulso para que la gente lo vaya a ver: “Atrapa los sentidos del público”, que se topa de bruces con la reflexión. De él depende tomárselo como un entretenimiento o ir más allá, pero en general “se va tocado”, pensando en lo importante que es que algo tan dantesco no vuelva a suceder, “y en no darle la espalda a los sucesos políticos que están ocurriendo”.
Después están las canciones, “el punto fuerte del musical”. Y es que, “¿quién no conoce el ‘Cabaret’ de Liza Minelli?”, dice Pita. En este caso, será la voz de Teresa Abarca la que hará vibrar al espectador con este tema y los “Money, money” o “Willkomen”, que interpretarán ocho músicos en directo. Ellos formarán parte de la historia: “Siempre se llevan una grandísima ovación”.
Sin escatimar
A la puesta en escena no le falta detalle, dice Armando: “Som Produce no escatimó en gastos”. Los ambientes son impresionantes, añade, ideados por Juanjo Llorens, y el vestuario impacta: “Hay miles de vestidos y pelucas, todo de buena calidad y se nota”.
Los tejidos son tan fuertes y duros que “hemos bajado peso”. Entre los trajes, los focos y el desgaste propio de una obra que rasca en el pensamiento, el elenco que se pone purpurina “aporta realismo y ayuda a trasladar el momento en el que se vivió todo ese derroche, previo a la destrucción”. Pasen y vean y, sobre todo, dejen a un lado las preocupaciones.