Un futuro sobre ruedas que devuelve las ganas de “volar” a los animales

Un futuro sobre ruedas que devuelve las ganas de “volar” a los animales
Jaime Isaac Álvarez con uno de los perros a los que les ha fabricado una silla

La vida pone, en ocasiones, diferentes obstáculos en el camino. Para muchos animales, estos obstáculos ahora son más fáciles de esquivar y tienen nombre propio, el de Jaime Isaac Álvarez. Este soldador coruñés lleva cerca de cuatro años realizando una labor sin ánimo de lucro: darle una nueva oportunidad de vivir a perros y diferentes tipos de mascotas con la creación de sillas de ruedas adaptadas a cada caso. Bajo el nombre de Ángeles caídos sobre ruedas, la asociación creada por este coruñés cuenta con casi 20.000 seguidores en su página de Facebook, en la que comparte el proceso de creación y adaptación de cada animal.

Esta vocación de Álvarez comenzó en 2016, cuando conoció la historia de Pitusa, una perra que se encontraba en una protectora y que había sido atropellada y abandonada en una cuneta. “Fabriqué una silla y la satisfacción al ver su cara fue tan grande que no me quise quedar ahí”, comenta. Desde entonces ha creado más de 130 sillas para todo tipo de animales. “Cuando me piden algo raro mi espíritu de ingeniero loco comienza a trabajar y me crezco con los retos”, sostiene. En el último año ha recibido peticiones de sillas para conejos, una paloma y perros, pero ya ha probado suerte también con cabras, una oveja y una vaca.

El coruñés se ha convertido en un recurso al que acuden personas de todo el mundo. “Hago envíos internacionales y nacionales. Las peticiones son cada vez más abundantes”, dice. El proceso de fabricación corre a su cargo, y es que la labor altruista del coruñés hace que lo único que pide a cambio de la silla es “que una vez que el animal fallezca, se me devuelva la silla para darle un nuevo uso y que durante los años que la mascota la disfrute se me faciliten fotos y vídeos”.

Sin embargo, el de Ángeles caídos sobre ruedas no ha sido un camino fácil. Álvarez cada vez tiene que afrontar nuevos retos y desafíos que dificultan el proceso de fabricación y de envío. “He tenido problemas en la página de Facebook, problemas personales y un desbordamiento enorme de peticiones, con cuarenta o cincuenta casos semanales”, afirma. 

Buena voluntad
Debido a su intención de ayudar al mayor número posible de animales, el coruñés creó una cuenta en la plataforma Teaming, para que los seguidores puedan donar lo que quieran y así costear el material. “Con un euro de los 18.000 seguidores podría atender a todos los casos”, dice. Y es que este soldador dedica todo su tiempo libre a esta labor altruista. “Me niego a cobrar las sillas porque el animal no escogió depender de este artilugio para caminar y esta es mi eterna lucha, pero ahora dependo también de la buena voluntad porque no puedo atender a toda la demanda”, explica.

Tras el estallido de la pandemia, Álvarez se quedó sin ingresos y lo que recibe de esta plataforma no es suficientes para atender tantos casos como antes. Su sueño, relata, es “crear la primera ortopedia animal social”, pero ahora está centrado en atender a perros sin hogar y a particulares.

El coruñés anima a todos los amantes de los animales a que participen en esta lucha. “Llevo negándome tres años a cobrar y he llegado a agotar el paro en cierto momento”. Al final, no hay mejor resultado que la “cara de felicidad” de un perro al recibir su “nueva vida” y ver cómo disfruta de sus alas.

Un futuro sobre ruedas que devuelve las ganas de “volar” a los animales

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