El deán de la catedral de Santiago de Compostela, Segundo Pérez, confesaba ayer que a él le hubiese gustado que la sentencia que condena a diez años de prisión al electricista gallego Manuel Fernández Castiñeiras, ladrón del Códice Calixtino, fuese menor porque la cárcel “asusta mucho”.
En la presentación del disco “A la puerta del paraíso” celebrada en el templo, el religioso señalaba ante las preguntas de los informadores que “yo no solo diría perdonarle algo (de tiempo), sino que realmente no tuviera que ir a la cárcel porque eso desestructura la familia”. Segundo Pérez aseguraba saber de lo que hablaba al referirse a los penales, porque lo hacía “desde la experiencia” vivida por él, en su caso mediante el trato con los presos en su anterior puesto como delegado de Cáritas.
Esto le sirvió para conocer las consecuencias de un encarcelamiento y por ello se consideraba en disposición de decir que la gente “no sabe lo que es” estar en prisión, al menos hasta que se palpa de cerca. Asimismo, el deán subrayó que el cabildo catedralicio perdonó a Castiñeiras, que prestó sus servicios al templo como autónomo durante años, y apuntaba que la pena pedida por la acusación particular, que en este juicio ejerció la Iglesia, se produjo por consejo del abogado y exclusivamente por “razones técnicas”. Segundo Pérez añadía que “a la gente le sorprende, pero las razones nos las dio el letrado”.
A pesar de que lamentaba el rocambolesco robo producido en 2011, que “deterioró mucho la imagen de la catedral”, también afirmó que ahora era momento de mirar hacia “el futuro” y tener en cuenta “las cosas buenas” que este suceso propició: “Ahora tenemos una gestión transparente, clara y modélica”.
En este sentido, avanzaba que en los “próximos días” la catedral de Santiago presentará el balance de las cuentas del año 2014, las cuales “evidenciarán esta correcta gestión”.
El administrador de la catedral, Francisco Domínguez, quien lo ha acompañaba, insistía en que en la actualidad es “totalmente imposible” que sucediese un hecho similar en la basílica compostelana, ya que las medidas de seguridad “son tan fuertes” que sería necesario un “asalto con armamento” para entrar en una “cámara blindada como es ayer la Catedral”.
Domínguez también se refería al dinero con el que se indemnizará a la catedral y que se utilizará para subsanar las “necesidades de restauración y conservación” que presenta el edificio eclesiástico.