“Las instituciones son más responsables que los desahuciados que creyeron en ellas”

“Las instituciones son más responsables que los desahuciados que creyeron en ellas”
Doménico Chiappe utiliza varios géneros en el libro susy suárez

Es el único libro al que Doménico no le puso música. Sí, imágenes, que son ecografías en 3D de una vida balanceándose inquieta ante la desesperación de una madre a la que no le queda otra que hacer las maletas. Para sumar un piso vacío a los 600.000, donde solo habita el silencio.

¿Creyó imprescindible que el lector sintiera claustrofobia? 
Delimité el espacio para incidir en el detalle, en esas cosas que pueden pasar desapercibidas y tratar al mismo tiempo sobre lo que está pasando en España y en el resto del mundo, que es una crisis dentro de otras crisis como las muñecas rusas. Quise abordar el desahucio desde el lado humano y pasar de lo íntimo al ambiente social que le rodea. 

Un libro en el que toca varios géneros: ensayo, crítica, novela... ¿Cómo conjugó todo esto?
Lo que más me costó fue encontrar el tono. Estuve cerca de un año construyendo la trama mentalmente con varios inicios que fui dejando macerar hasta que di con el punto de vista, la camisa de fuerza para el narrador, que es como si visitara a la protagonista embarazada en su propio escenario. Después, lo que ella piensa y siente lo extraemos de lo que habla con el niño. Para esta parte, me serví de un ensayo que escribí en 2005 cuando nació mi hija mayor. En todo caso, no quiero dar lecciones de nada. Solo planteo preguntas y dudas que tiene la protagonista y que, al final, es el mejor legado que le puede dejar a la criatura.

¿La gente ha dejado de hacerse preguntas?
Se habían dejado de hacer preguntas, pero lo positivo de todo esto es que han vuelto a hacérselas, cuestiones que van contra los dogmas que parecían inamovibles.

al final la ley es muy clara y la única solución 
es que te echen 
a patadas

Escrito con la perspectiva del que ha tocado varias crisis, la de Venezuela y la española.
El libro parte de la España actual, pero contiene unos capítulos muy cortos de la pareja de Igrid, que es un venezolano que llega a la España del esplendor para echar raíces. Las dos tramas se contraponen porque diez años después, la pareja se enfrenta a la situación de un desahucio y si uno mira hacia delante y trata de impedirlo, el otro se encierra en casa. 

Hablaba antes del ambiente que envuelve el libro, ¿no cree que la gente ha asimilado los desahucios como hechos normales?
Cuando presento a los dos, hablo de cómo vivieron el 11M desde la cama, viendo la tele y sin moverse. Que es la actitud mayoritaria en casi todas las manifestaciones democráticas. Cuando el problema les estalla a ellos, actúan diferente y la opresión se va cerrando, el lector lo va notando. El abogado intenta ganar tiempo, pero al final la ley es muy clara y la única solución es que te echen a patadas. En cuanto a la sociedad en general creo que al principio se pensó así, con una Cospedal diciendo que si no pagaban era porque no querían y que vivían por encima de sus posibilidades, pero la culpa es compartida. El estado te decía que esto no podía sino ir amejor. Las leyes no imposibilitaban que pasara lo que pasó y los pisos se vendían a unos precios que eran falsos, además de que los bancos también eran responsables de los riesgos que entrañaban sus préstamos. Las instituciones son más responsables que los desahuciados que creyeron en ellas. n

“Las instituciones son más responsables que los desahuciados que creyeron en ellas”

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