Los procesados por el crimen de Monte Alto declaran hoy por última vez antes del juicio

Una última vez deberán comparecer ante la jueza que ha dirigido la investigación en torno al crimen de los dos mellizos de diez años asesinados hace ocho meses en un piso de Monte Alto la madre de los niños y el que hasta agosto era su compañero sentimental. El auto con el que la titular del juzgado de instrucción 5 cerraba el lunes esta fase del procedimiento penal lo culpa a él del doble asesinato y a ambos de malos tratos habituales sobre los menores. Durante la mañana de hoy, está previsto que el contenido de ese auto les sea comunicado de forma oficial a ambos procesados, que además tendrán opción de prestar una última declaración, antes de enfrentarse al tribunal de la Audiencia Provincial que va a enjuiciarles.

Será la primera vez que Mar Longueira, la madre de las víctimas, lo haga después de saber que la magistrada la cree culpable no solo de consentir la violencia que los niños soportaban por parte de su expareja, sino también de ejercerla de forma activa. La mujer, de 39 años, siempre ha negado haberles puesto la mano encima a sus hijos, pero la magistrada tiene indicios de que sí lo hizo; al menos en cuatro ocasiones desde que en enero de 2011 inició la convivencia con Javier Estrada Fernández en la vivienda de la calle de Andrés Antelo donde los niños serían asesinados a golpes el 21 de agosto, y también antes de conocerlo.

En cuanto al procesado, de 30 años, el auto de procesamiento lo culpa de dos delitos de asesinato y uno de malos tratos, una imputación que se basa, fundamentalmente, en sus propias declaraciones. Como se hace constar en el documento que cierra la instrucción, Estrada Fernández confesó en sede policial el modo en que había acabado con la vida de los hijos de su pareja golpeándolos en la cabeza con dos tablas y el sillín de una bicicleta estática: “Relató la hora aproximada en que se produjeron los hechos, dónde se encontraban cada uno de los menores, qué estaban haciendo, a cuál de ellos golpeó primero, cómo reaccionó el pequeño ante el primer golpe, a qué estancia de la casa se dirigió a continuación, en qué habitación se encontraba su hermano gemelo, dónde estaba sentado y cómo le dio también muerte”.

 

“Coherente” > En las dos comparecencias posteriores, ya ante la magistrada instructora –el mismo mes de agosto y después, en noviembre– mantuvo aquel mismo relato, que según se describe en el auto fue “pormenorizado” y “coherente” con otras pruebas de naturaleza objetiva, como los informes periciales y forenses relativos a la localización de los cadáveres de Álex y Adrián Bergantiños o el hallazgo de restos y vestigios en la escena del crimen.

El conjunto de indicios llevan a la magistrada a concluir que las muertes han de ser consideradas como asesinatos y no como homicidios; por la “indefensión” que sufrieron ante el ataque los pequeños –que solo tenían 10 años– y por la “brutalidad” con la que fue perpetrado, “apreciable –señala la jueza– con la mera visualización de las fotografías obtenidas por la Policía Científica en la diligencia de levantamiento de los cadáveres (o) con la lectura de las lesiones (...) que se describen en los informes de autopsia”.

 

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