Nadie está libre de deudas en los tiempos que corren, ni siquiera la Administración. Los vecinos del edificio de titularidad pública de la calle de la Ribeira Sacra en Novo Mesoiro –cuya propiedad comparten 30 particulares, el Instituto Galego de Vivenda e Solo (IGVS) y el Ayuntamiento– acusan a la Xunta de adeudarles alrededor de 24.000 euros en concepto de cuotas de la comunidad. Además, los residentes viven con temor el día a día debido al realojo de personas conflictivas en los pisos públicos ya que se producen destrozos y amenazas constantemente.
La comunidad de propietarios del inmueble de titularidad pública va de la mano de la Asociación de Vecinos de Novo Mesoiro en sus reclamaciones al IGVS –que depende de la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas– a la hora de reclamar soluciones para la situación que viven y que dificulta la continuidad de servicios como la luz en los portales.
“Los vecinos dicen que es imposible vivir allí”, denuncia el presidente de la entidad vecinal, Nilo Moreno, que concreta que el principal problema es que mientras el gobierno municipal afronta las cuotas de las viviendas de su titularidad, el IGVS “adeuda unos 24.000 euros y los propietarios particulares se están viendo obligados a hacer derramas para poder tener electricidad, seguro...”.
La junta directiva de la comunidad, que prefiere evitar nombres concretos, reconoce que ahora han dado por olvidadas esas derramas “porque son una solución pasajera” que no resuelven las dificultades de raíz.
En este sentido, fuentes de la Consellería de Medio Ambiente defienden su postura asegurando que “el IGVS tienen pagados los recibos hasta el mes de diciembre de 2012”. “Con posterioridad la comunidad no pasó recibos al cobro. Parece que tienen problemas con la administración”, explican desde la Xunta.
Así se lo repitieron a los vecinos en un reciente encuentro, y si bien es cierto que los residentes reconocen que hubo un cambio de gestora –porque la anterior los “engañó”–, subrayan que ahora está todo solucionado y que deberían recibir los pagos.
De hecho, ante la falta de esas aportaciones hubo momentos en los que se cortó el agua e incluso la luz de las zonas comunes.
destrozos constantes
El conflicto del dinero va a mayores dado que gran parte de las personas que se han ido realojando en el edificio causan constantes destrozos que es imposible arreglar por falta de fondos.
En este sentido, el IGVS comenta que “recibió varias denuncias sobre desperfectos en el edificio”. “Se trata de denuncias cruzadas entre unos y otros vecinos, pero nadie aporta ninguna prueba que permita abrir un expediente”, afirman.
Desde el Ayuntamiento también defienden que la situación no depende de “Servicios Sociales sino que es un problema de convivencia”, pero en cualquier caso cada vez hay menos vecinos que aparcan en los garajes por miedo a los robos y daños.