La obra de Mily Galán hace parada en Xerión para mostrar su trayectoria

Mily Galán expone hasta el 9 de mayo sus últimas creaciones en la galería Xerión, donde sus bodegones de una raza diferente al resto comparten espacio con la figura, que se alía con los pequeños locos bajitos. Es entonces cuando la ternura entra en escena. Y el pincel se relaja.

La artista asegura que con los niños le pasa lo mismo que con la pintura. Ambos le hacen olvidarse del resto del mundo y evadirse de los problemas que no existen cuando uno está cerca de ellos. La creadora le saca punta a todo lo que le hacen sentir. En un lienzo que tiene corazón. Mily se acuerda que una vez una madre no pudo contener la emoción al ver a su criatura deambulando en formato óleo. Fue, sin duda, su mejor recuerdo en su carrera como artista. Eso y la parábola que trazó por el mundo para enseñar sus composiciones.

Y es que la coruñesa es más conocida fuera que dentro después de que gracias a una muestra realizada en el Hostal de los Reyes Católicos un galerista barcelonés se fijó en su forma de hacer y llevó su pintura de París a Londres. Para asomarse al continente asiático en una cadena que hoy se detiene en casa. Esta es la primera después de 20 años itinerando sin parar. Como una oportunidad para comprobar su evolución, Xerión presenta lo mejor de Mily Galán que se va ahora hacia al impresionismo.

Dice la artista que todos los de su profesión o caminan hasta el hiperrealismo o bien tienden a la mancha como ella. Que está en esa fiebre de deshacer. Para rescatar la figuración y seguir sorprendiendo con bodegones que en su caso son distintos. “Parecen pastel”. De ellos, asegura que son muy relajantes. Quizá por el valor cromático que encierran. Y el hecho de que hoy paran para respirar Atlántico.

La obra de Mily Galán hace parada en Xerión para mostrar su trayectoria

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