10º-19º
jueves | 18 abril | 2024
En el sepulcro que hay en la Real Colegiata de Santa María del Campo, en el lado de la epístola, se encuentra enterrado un familiar de los Andeiro, el cual pertenece, según el que fue canónigo-archivero Senén Constenla Costa, al caballero del linaje de los Andeiro y Castro de Asperón, homónimo de Juan Andeiro, quien llegó a ser conde de Ourém en el vecino Reino de Portugal.
De este modo, el caballero Juan de Andeiro descansa junto a su esposa en este sepulcro. La parte alta de la sepultura está flanqueada por sendos blasones insertos en el muro del templo. En el situado al lado izquierdo aparecen cinco llagas, está timbrado con diadema y le acompaña otra colocada al lado derecho, que corresponde a las propias armas de la Real Colegiata
Este linaje proviene de la parroquia de Andeiro, en el municipio coruñés de Cambre, donde tuvo su primitivo solar en la denominada Torre de Andeiro, arruinada con motivo de la luchas irmandiñas en el siglo XV.
Las armas
El padre Crespo señala por armas una torre en campo de gules, aunque en este caso está cuartelado. En este aparecen tres fajas en el primer cuartel y la Torre de Andeiro, en el segundo. En la parte superior de dicho escudo se aprecia el rótulo del apellido familiar “Andeiro”.
En otro blasón, que según el propio Constenla Costa se corresponde con el linaje Castro de Asperón, aparece un escudo que representa en su primer cuartel sus tres fajas, mientras que en el segundo figuran tres roeles, que pueden corresponder a la familia Labora. Además, en el tercer cuartel se puede ver un puente de tres arcadas, que se corresponde con el apellido de los Aponte.
En la salida de las guardias
En la llamada “Puerta del Embarcadero”, al pie del antiguo hospital militar, se encuentra un conjunto de escudos de armas, siendo el que mejor se conserva el perteneciente a don Diego das Mariñas.
Esta zona se caracteriza porque por su puerta salían las fuerzas para las guardias de castillo de San Antón, así como para reforzar su defensa en caso de alarma enemiga sobre la ciudad. Data de finales del siglo XVI.
Se trata, pues, del primer escudo amartelado a la derecha sobre el dintel en la puerta que tiene forma ovalada. Su primer cuartel es el de Parragués, mientras que en el segundo constan tres fajas con dos órdenes de jaqueles, separados por un ceñidor, que pertenecen a Sotomayor. En punto de estrella de ocho puntas está el de los Mariñas, rodeando todo el conjunto una orla de veros de los Pardo, de los Pardo das Mariñas y Pardo de Cela.
Bajo unos sencillos adornos circulares a modo de veneras lleva acolada la Cruz de Santiago.
Don Diego das Mariñas fue, de un modo interino, capitán general del Reino de Galicia de 1593 a 1596 y de 1606 a 1608. A él se debe la fortificación de la ciudad desde la antigua fortaleza (hoy jardín de San Carlos) hasta el Campo da Estrada.
Desde el siglo XVI
En la muralla se abre la puerta que lleva su escudo de armas y que también se le denomina como puerta de San Antón y de San Miguel, siendo su fábrica de 1595, según reza en el dintel “Reinando en España Felipe II, acabose este muralla, siendo capitán general de este reino don Diego das Mariñas, señor de Parga y Junqueira, año de 1595”. También fue artífice de las obras de la fortificación de Muros.
Don Diego das Mariñas era hijo de Gómez Pérez das Mariñas y de su esposa Juana de Matienzo. Su padre era hijo de Ares Pardo das Mariñas y de Teresa de Junqueras Sotomayor.
Al morir sin sucesión don Diego das Mariñas sus heredades pasan a su tía Berenguela Pérez das Mariñas, esposa de Fernán Díaz de Rivadeneyra, señor de la Casa de A Barreira en Lugo.
Con don Diego das Mariñas se extingue la descendencia varonil, heredando su tía Berenguela das Mariñas los bienes de Pérez das Mariñas, los de Parragués y los de Junqueras, depositados en la actual duquesa de Medinaceli, que ostenta los títulos nobiliarios gallegos de Amarante y San Miguel das Penas.
