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viernes | 19 abril | 2024
Los nuevos criterios para conceder subvenciones de dinamización del pequeño comercio han generado un gran malestar en la mayor parte del sector, pero todavía lo hace más el hecho de que el Ayuntamiento presuma de la convocatoria de 2019 cuando todavía adeuda una parte de las ayudas económicas de 2018. En este contexto, el colectivo vuelve a reprochar que durante este mandato se le hayan puesto más trabas que facilidades para salir adelante tras una crisis que ha dejado muy mermado el consumo.
“O Concello implementou unha bateria de medidas de fomento e dinamización das áreas comerciais de proximidade, entre as que salientan estas liñas de axudas”, decía el concejal de Empleo y Economía Social, Alberto Lema, tras aprobar en junta de Gobierno la convocatoria de las subvenciones por concurrencia competitiva para este ejercicio. El edil presumía de la colaboración entre ambas partes, algo que le reprochan desde la Federación Unión Comercial Coruñesa (FUCC) porque, según Mariló Fernández, que forma parte de la directiva, “aún está sin cerrar el ejercicio pasado, tanto a la FUCC como a algunas asociaciones les deben dinero, falta por pagar el resto de las ayudas”. En este sentido, entienden que se deberían acelerar primero los pagos del 10% pendiente a las entidades individuales y todo el dinero que no se ha abonado en la cuenta de la federación.
Todo el presupuesto anual
Con independencia de estos flecos pendientes que le quedan a la Marea, a los empresarios tampoco les convence el nuevo cambio en las bases de un proceso por concurrencia competitiva que ya nunca quisieron porque entendían que generaría discriminación, como denuncian.
Como presidenta de la Asociación de Comerciantes de O Castrillón, Eirís y Monelos (Acocem), Mariló Fernández, opina que todos los años “tenemos que aprender algo nuevo porque todos los años nos ponen trabas nuevas”.
Su homólogo en Boulevard de Elviña, Abel Caballero, reconoce que este año no tenían previsto pedir la ayuda pero que, en todo caso, poner como condición indispensable que cada entidad aporte al menos el 10% de los fondos de su proyecto –la ayuda es de 8.000, por tanto habría que contar con 800 euros y de partida seguramente adelantar el total porque la Marea retrasa mucho los abonos– es provocar que muchas agrupaciones no puedan concurrir.
“Son complicaciones muy grandes que echan fuera a asociaciones cuya recaudación anual es a lo mejor la de 800 euros, que también hay que usar para gastos corrientes”, destaca. Caballero sigue defendiendo, como la mayoría de sus compañeros, que se retomen los convenios nominativos que aparcó la Marea porque “son más justos”.
No obstante, con toda la burocracia que se está introduciendo en las bases y en la que no son expertos, pues hay entidades que se han visto obligadas a devolver fondos por el papeleo, destaca que lo ideal es que el Ayuntamiento se encargase de gestionar una iniciativa para cada barrio con los mismos 8.000 euros acordándolo con las respectivas asociaciones. De esta manera se evitarían los problemas que han ido surgiendo en los últimos ejercicios.
Reunión de carácter técnico
Fernández no va tan lejos pero sí reprocha la “estrategia de publicidad” de ofrecerles más dinero si se alían varios colectivos. Hablando con un técnico, dijo saber que en este caso tiene que ser una de las entidades la que se haga cargo de asumir las facturas y la organización. Por si acaso, reclamarán al Consistorio una reunión aclaratoria conjunta.
El presidente de la Asociación de Comerciantes de la Ciudad Vieja (Aceca), Adolfo López, entiende que reclamar una aportación parcial es algo “discriminatorio” porque a otro tipo de entidades no se le reclaman. “Queremos saber cuál es la fórmula técnica que han puesto porque si no vale para nosotros no podremos concurrir”, opina, lamentando la situación.
