Reportaje | El resultado de un encefalograma

Reportaje | El resultado 
de un encefalograma

R2D2 y C3PO saludan a la entrada de la exposición “La Saga de las Galaxias. Siente el poder de la fuerza”, que se puede ver hasta el 23 de septiembre en la plaza exterior de Marineda City. El primero, que pasea la distinción de ser la segunda criatura más reconocible del mundo después de Mickey Mouse, está hecho de materiales reciclados, algo que provocó los piropos de la misma Disney. Son solo el principio de una puesta en escena con más de 600 elementos puestos en fila para llevar al curioso por las precuelas y hacerle disfrutar del principio de la historia con piezas a escala real fieles a las originales hasta el punto de que el promotor de la muestra, Daniel Prada, cuenta que George Lucas revisa los materiales y no tolera ninguna alteración.
Así, los seguidores de Star Wars pasean entre esculturas Premium Format en las que una simple muesca detiene la producción y el fabricante destruye el molde primario para evitar posibles copias. Explica el coleccionista que la muestra se va al universo expandido, que es todo lo que completa a las películas y tiene forma de libro o videojuego, es jabón ochentero o serie de animación. Entre las recreaciones, las hay tan detalladas, comenta, que en una de Ray, su rostro de apenas tres centímetros expresa más que algunas personas. Al lado un soldado imperial posa con armadura samurai en una segunda faceta de Pablo, que es fan y artesano. Japón es una de las principales influencias de la trama junto a los elementos nazis: “El casco de Darth Vader tiene de los dos”. Un apartado está dedicado a la armería con réplicas de sables láser que pueden llegar a los 2.500 euros y modificaciones hechas por el propio Prada que le dan un plus con un blaster de Han Solo, que tocó Harrison Ford: “Como el fabricante ya no existe, pueden alcanzar una cifra muy alta”. Cohabita con máscaras de cine como la de un Greedo muerto, “único” en su especie.
Daniel muestra sus tesoros por el mundo: “Se me fue de las manos” y la colección se hizo grande. Hoy ocupa cinco tráilers porque junto a las piezas está la escenografía que les acompaña. El origen de todo hay que encontrarlo en un encefalograma que el pequeño Pablo se tuvo que hacer con ocho años. Tenía que estar 24 horas despierto, así que no se le ocurrió mejor cosa que coger los VHS en el videoclub de aquella saga sobre la que tanta hablaba su amigo Julio.
Desde entonces, Leia y Chewbacca o su favorito Hobi Wan Kenobi son parte de su vida. En A Coruña, concentra sus joyas más preciadas como la réplica más perseguida, la del Gran Molf Tarkin, o figuras AFA que guarda en su envoltorio. Cada una tiene un código que valora lo intacta que está muy cerca de una batalla de naves, de una familia de Ewoks o de un rancor de cuatro metros de altura que enseña dientes en el mismo perímetro sobre el que descansan las primeras, que compró justo después de aquella noche de insomnio. l

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