El Laracha, vacío; el Fabril, a tope

El Laracha, vacío; el Fabril, a tope
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Un gol de Remeseiro en la primera parte, otro de Dani Iglesias en la segunda y un último de Cañi cerca del final dieron sentido y justicia a lo que ofrecieron Laracha y Fabril en el Municipal. Inferioridad local, superioridad visitante, un poco de todo. Los de casa no encontraron la energía a través de la motivación de enfrentarse al filial del Deportivo.
No preocupa que el Laracha haya perdido (0-3) contra el Fabril, un equipo de otra liga que está atravesando el momento más dulce de la temporada. Preocupa que el Laracha ofrece síntomas de equipo vacío, consumido prácticamente hasta la última gota. Ha encajado casi los mismos goles en las tres últimas jornadas (11) que en las once anteriores (12).
Difícilmente podrá encontrarse el Fabril tantas facilidades para desarrollar su fútbol habitual en un campo de césped sintético y de unas dimensiones no excesivamente amplias. El Laracha no optó por presionar la salida de balón del filial. Todo lo contrario: permitió que Róber e Iago (los centrales) se tomasen     el tiempo necesario para poder encontrar una línea de pase válida, permitió que Sam Piette y Queijeiro (los mediocentros) recibiesen el balón con relativa comodidad y, en cambio, no fueron capaces de anular los apoyos ni las rupturas de los jugadores de más movilidad –Ángel, Remeseiro y Cardoso, por detrás del punta Dani Iglesias–.
Tal vez una versión más presionante del Laracha hubiese provocado imprecisiones en la fase ofensiva del Fabril, pero al equipo de Ambrosio Oróns le faltó energía y la intensidad que tanto le caracterizó en los primeros encuentros de la segunda vuelta. Por tanto, el filial del Deportivo jugó casi a placer.
El calor de ayer en A Laracha y el juego durante algunas fases, fundamentalmente en la segunda parte –ya con el choque sentenciado–, podrían hacer creer que se trataba de un partido de pretemporada. Ni un equipo ni el otro entendían necesario el desgaste. Unos por sentirse superiores y otros por sentenciados.
Si en defensa no estuvo bien, en ataque, tampoco. El Laracha cometió un grave error en la salida de balón en el minuto 18 que acabaría provocando el primer gol del Fabril. El cuero le llegó  al borde del área a Cardoso, que leyó el desmarque de Remeseiro y le dio el balón con un sutil taconazo. El ‘10’ blanquiazul, ligeramente escorado hacia la izquierda, orientó y conectó un zurdazo raso y cruzado que entró cerca del palo sin que Damián pudiese evitar el 0-1.
Pese a que el Laracha le permitía salir jugando con relativa comodidad, el Fabril no abusó del pase en corto en la zona de creación. Posiblemente, el equipo local tendría la intención de robar en esa parcela de campo para lanzar contraataques aprovechando la calidad en el pase de Iago, Denís u Óscar y la velocidad de Dani Bea y Alexandre. Un balón a la espalda de Antonio permitió el mano a mano de Dani Iglesias con Damián en el que resultó vencedor el portero local. Poco después, en el minuto 24, una conducción de Ángel de fuera hacia dentro acabó en un disparo peligroso cerca del palo.
Uno de los enfrentamientos particulares más curiosos del partido fue el de los hermanos Martínez. Óscar, el mayor, jugó de extremo izquierdo en el Laracha. Adrián, el pequeño y capitán del Fabril, fue el lateral derecho encargado de defenderle en  muchas ocasiones. En una de ellas, Óscar le ganó la partida a Adrián y sacó un centro con el exterior que supuso la ocasión más clara del Laracha en todo el partido. Iago López, mal orientado para el despeje, envió el balón al palo de su propia portería y, acto seguido, desvió a córner.
No hubo mucho más en un primer tiempo que murió con la dinámica inicial. El Fabril, dominador a través de una posesión de balón bien administrada; el Laracha, replegado esperando una aproximación esporádica.
Del segundo tiempo –más de lo mismo– solo vale la pena destacar los dos goles del Fabril que sentenciaron, en el marcador, un partido que no tuvo demasiada historia.
El 0-2 desnudó un grave error defensivo del Laracha. Dani Iglesias, delantero deportivista, recibió totalmente solo (con el rival más cercano a unos 10 metros) un gran pase en profundidad de Sam Piette. Ante Damián, esta vez sí (más solo si cabe que en la acción de la primera parte), marcó de disparo cruzado.
El 0-3 nació en un trallazo desde la frontal del área de Cañi, que pudo armar la pierna con mucha facilidad. Antes de ese gol, Dani Iglesias (de cabeza) y Cardoso (frente a Damián) pudieron anotar para el filial en un partido en el que el Laracha se mostró vacío y el Fabril, en cambio, con el combustible a tope.

El Laracha, vacío; el Fabril, a tope

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