El ritmo de vida impuesto por la sociedad y la carencia de una estabilidad laboral, acrecentada en los últimos años por la crisis económica, retrasan cada vez más la edad en la que las coruñesas deciden ser madres por primera vez. Un estudio del Instituto Galego de Estatística (IGE) aclara que la edad media de maternidad en A Coruña es de 32,9 años, es decir, 33 años. Además, a diferencia de décadas pasadas, apenas existen ya las familias numerosas o incluso con dos niños.
Ser madre es una experiencia que las vecinas de A Coruña relegan a un segundo plano hasta los 33 años. Frente a la media de edad en la que se afronta esta etapa de la vida en la provincia, que se concreta en los 32,5 años, en la ciudad las mujeres acostumbran a quedarse embarazadas bien avanzada la treintena.
Según un informe de indicadores demográficos del IGE relativo a 2013 –el último que se ha publicado–, cada unidad familiar tiene una media de 1,1 hijos, lo que supone que los índices de mortandad superen de forma holgada a los de natalidad.
La tasa bruta de esta última variable es de 8,2 nacimientos por cada mil habitantes. Por contra, la de mortandad alcanza los 9,8 ciudadanos por cada mil. Frente a estas reveladoras cifras de la situación poblacional de A Coruña, destaca Sada como el municipio del área metropolitana en donde las mujeres se convierten antes en madres.
Pese a ello, tal y como mandan las circunstancias y la forma de vida actuales, también es después de los 30. En concreto, las sadenses tienen retoños a los 31,3 años y superan de forma reducida la media de niños por hogar de A Coruña.
Por detrás de la ciudad cabecera de comarca se sitúan Culleredo (33,1 de edad media) y Oleiros (33,2). Eso sí, en ambos ayuntamientos hay un ritmo de incorporaciones al padrón municipal más activo que en la ciudad.
betanzos, mucho peor
Si los nacimientos no compensan los fallecimientos en el área, mucho menos lo hacen en la comarca de Betanzos. Si bien es cierto que hay localidades que alcanzan unas cifras importantes de alta de nuevos bebés, el Instituto Galego de Estatística ni siquiera refiere datos en algunos casos.
A este respecto explican que “non procede difundir os valores de comarcas ou concellos nos que é baixo o número de sucesos rexistrados”. Bajo ese paraguas de renovación demográfica tan negativo se encuentran Aranga, Irixoa, Vilarmaior y Vilasantar. La única estadística que se destaca en todos ellos es la tasa bruta de mortalidad, que es muy elevada.
Es decir, en la comarca betanceira es en donde menos reposición de habitantes hay dado que en Aranga fallecen 13,2 personas por cada mil y en Irixoa ocurre lo propio con 17,5 individuos. En Vilarmaior y Vilasantar los registros llegaron a superar los 19 y 24 fallecidos, respectivamente. Estos números contrastan mucho con las mínimas bajas en el padrón que se dan en Arteixo, Cambre y Culleredo, tres municipios en intenso crecimiento en el área coruñesa.