La desaparecida iglesia de los Jesuitas

La desaparecida iglesia de los Jesuitas
Antiguo templo de los Jesuitas y moderna edificación de viviendas, cuyo bajo ocupa la iglesia de la orden

La construcción de la iglesia de los Jesuitas da inicio el 13 de mayo de 1899, mediante una instancia al Ayuntamiento, por medio de Martín Nuín Juanaraz. Este vecino de La Coruña solicita licencia para edificar un templo de la Orden de los Jesuitas en los solares de su propiedad, señalados con los números 1, 2, 9 y 10 de la tercera manzana de la primera zona del Ensanche, señalada con los números 25 y 27 de la calle de Juana de Vega y el 2 de la de Payo Gómez.

La memoria redactada en Madrid por al arquitecto de la Orden en 19 de febrero de 1899 daba cuenta del proyecto de edificación de un templo dedicado al culto católico apostólico y romano, así como una casa aneja para servicios del mismo y vivienda de los sacerdotes, a cuyo cargo ha de quedar. Establece entre ambas una separación bien definida que permitía la aplicación del artículo 20 de las ordenanzas municipales vigentes a la primera (el templo), quedando la segunda (la casa) sometida a las disposiciones generales de dichas ordenanzas.

El proyectado solar en que se ha de levantar el edificio de culto linda al norte con la calle de Juana de Vega, a la que presenta una fachada de 21,50 metros; al sur, con la de Payo Gómez, midiendo esta fachada 24,30 metros; al este, con la de Fonseca, con fachada de 67,40 metros; y al oeste, con terrenos y solares de la misma manzana, comprendiendo estas líneas una superficie de 1.542,90 metros cuadrados.

el edificio
Por tanto, la iglesia presenta una fachada de entrada principal hacia la amplia vía de Juana de Vega y la lateral mira hacia Fonseca, con otra entrada próxima al crucero y ábside, viniendo después la casa, con entrada por esta misma calle (Fonseca) y vuelta a la de Payo Gómez, completando el perímetro exterior. La casa será construida de planta baja y tres alturas, que dan un total de 17 metros, pero en un principio se prescinde de la última planta, quedando sin embargo el edificio con su cornisa y remates de coronación como concluido, para no contravenir al buen aspecto del ornamento público.

La erección de ambos edificios no será de impronta arquitectónica ni tendrá la suntuosidad de monumental, pero será sólida y decorosa. Sobre firmes y anchos cimientos correrá el zócalo general de cantería sin retallos ni salientes y de igual piedra serán las repisas y guarniciones de los huecos de luces y paso exterior, los batientes, cornisas, remates, torre y pilares del interior hasta el arranque de arcos de las bajas naves. Las paredes exteriores y las medianeras se harán de mampostería, y las interiores de la casa así como las de la nave central de la Iglesia, desde la planta de tribunas de ladrillo bien cocido, unas y otras con los morteros correspondientes de excelente calidad.

Las bóvedas del templo serán tabicadas de ladrillo hueco, los pisos de madera con bovedillas y forjados y las armaduras igualmente de madera cubiertas con teja común, exceptuadas las bajas naves que por la poca inclinación o vertiente se cubrirán de zinc.

Los fondos de los paramentos exteriores irán revestidos de cemento blanco de Marsella, imitando cantería semejante a la de los zócalos, fajas y demás miembros decorativos. Como así lo manifestaba el arquitecto de la Orden Francisco Rabanal Fariñas.
El 20 de septiembre de 1901, el superior de la Orden de la Compañía de Jesús, en la Coruña, Manuel María Royo, comunica mediante escrito a la Alcaldía que han finalizado las obras de construcción de la iglesia y casa, emplazadas ambas en las calles señaladas, dando el visto bueno a dichas obras el arquitecto municipal el día 24 y concediendo el alcalde el día 14 de octubre la licencia necesaria para su apertura.

Quedaba en suspenso la construcción de la aguja de la torre, la cual se inicia mediante otro escrito dirigido al Municipio el 20 de septiembre de 1915, instado por Francisco Pérez Suárez, superior de la residencia de los padres de la Compañía de Jesús en esta capital. Finalmente, la construcción se interrumpió por motivo de los trastornos que originó la guerra europea para la adquisición de materiales.

Pero al ver que la misma no llevaba trazas de finalizar tan pronto como era de desear y con el fin de contribuir al ornato público en una de las vías principales de la ciudad, se acordó dar principio a la obra de la nueva torre. Se solicitó la prórroga de la licencia concedida y fue aprobada por el Municipio el 20 de octubre. Esta no se levantó como estaba previsto en los planos, sino que acabó siendo una aguja esbelta que desafía las inclemencias del tiempo. El maestro Balbino Iturriaga y Aristegui se encargó de la obra en enero de 1917 a partir del proyecto del arquitecto coruñés Leoncio Bescansa Casares.

demolición
Esta iglesia de un modo incomprensible desaparece en 1992. El domingo 22 de marzo se ofician los últimos actos religiosos, para acto seguido proceder a su demolición. La Coruña dejaba atrás un signo de identidad de la ciudad y de sus ciudadanos, un referente para cualquier visitante y aunque no era una joya arquitectónica, el pueblo la catalogó como tal, por su arquitectura ecléctica e interesante en su conjunto.

Hoy en su lugar se levanta un templo de aspecto modernista, con una fachada de cantería y cristal y su interior presenta un altar mayor en el que sobresalen las figuras de los apóstoles. La configuración se asemeja una circunferencia que se alza hacia arriba en forma de campana, que abarca la parte interior de la edificación dedicada a viviendas.

La desaparecida iglesia de los Jesuitas

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