El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, calificó ayer al expresidente de la Xunta como “una persona de bien” para la que la conciencia “era algo sagrado”, según manifestó durante la homilía del funeral institucional en su memoria en la catedral compostelana. Al concluir su misa, Barrio envió a Fraga el “agradecimiento, afecto, estima y oración” de todos los presentes e invocó la misericordia de Dios para que sea “compasivo” sobre su historia y su persona. En este acto en la catedral, Barrio destacó que el que fuera presidente de la Xunta durante 16 años “supo mirar lejos, con amplitud y profundidad”. El arzobispo también apuntó que el expresidente de la Xunta fue un hombre que nunca olvidó sus raíces, así como que “no ocultó nunca su fe” y “amó profundamente a Galicia” mientras defendía “los grandes valores de la civilización occidental de Europa”.
Amor entrañable > Para el arzobispo compostelano, don Manuel “se le murió” no solo a su familia, sino también a toda Galicia y toda España. “Don Manuel se le murió a su familia, a la que quiso entrañablemente como hijo, hermano, esposo, padre y abuelo; se le murió a Galicia, a la que conoció profundamente porque amó intensamente a su historia, a su cultura, y la de sus gentes; se le murió a España, a la que sirvió en su vocación política con dedicación generosa y honradez admirable”, destacó Barrio. El arzobispo, quien asoció el destino de Fraga a la vida y la muerte de Cristo, recordó una cita del expresidente gallego, quien dijo que “para un cristiano, la muerte carece de problemas y de dramatismos, porque está superada por la resurrección que es el dogma esencial”.