Dos coches aparecen calcinados en Pocomaco y los vecinos sospechan que el fuego fue intencionado

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  redacción>a Coruña

  Una cervecería situada en el polígono de Pocomaco amaneció ayer con dos vehículos calcinados a pocos metros de la puerta del establecimiento. Uno de ellos presentaba daños en la totalidad del coche, mientras que el otro, también quemado completamente en el interior, tenía un lateral –el más alejado del otro turismo damnificado–, al que no llegaron las llamas y donde se conserva aún su color rojo original. No obstante, ambos quedaron directamente para el desguace.
Los propietarios del negocio hostelero se encontraron el resultado de este suceso nada más llegar, por la mañana, por lo que no sabían lo que habría pasado. Al parecer, según las informaciones de los clientes de la cervecería y de los vecinos del cercano barrio de Novo Mesoiro, los hechos se produjeron alrededor de las 06.00 horas, antes de que amaneciera.
Una de las hipótesis que se barajaba en un principio fue que el turismo donde se originó el incendio hubiera ardido provocado por algún incidente intrínseco al propio vehículo, pero los vecinos descartaron enseguida esta cuestión y aseguraron que el coche estaba aparcado y apagado, por lo que tuvo que ser alguien, dijeron, el que provocara el inicio de las llamas en su interior.
De hecho, aún fueron más allá y se mostraron convencidos de que el incendio se produjo a raíz de un vertido de gasolina dentro de este primer vehículo –un Seat Ibiza antiguo cuya matrícula delantera no estaba y la trasera no se podía leer– y su posterior prendido para incendiarlo.
Esa llamarada, que pronto acabaría con este turismo, afectó posteriormente a un Renault Megane que estaba estacionado justo al lado, un descapotable que pertenece, según uno de los clientes de la cervecería, a una persona que trabaja en otro establecimiento, a unos pocos metros de este lugar.
Los clientes, ya por la tarde, que consumían en las mesas que la cervecería instaló en el exterior de su local, estaban seguros de que fue intencionado y señalaban unas manchas, en la luna delantera del Megane, para afirmar que se trataba de la gasolina que, cuando rociaban el coche de al lado, habría salpicado a este otro turismo.
Los trabajadores de la cervecería no quisieron hacer declaraciones al respecto de este suceso ya que, como indicaron, los que se encontraban allí por la tarde no habían visto ningún movimiento ni de los propietarios de los vehículos ni de nadie que se interesara por ellos.


 

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