Todo o nada en Riazor

Todo o nada en Riazor
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La caótica situación deportiva ha guiado al club por un tortuoso camino de empates y derrotas que le han llevado hasta hoy. Un escenario complicado para cualquier equipo, quizá más para un plantel poco agresivo como el coruñés y dado a venirse abajo en los momentos cruciales. .
Los síntomas de un desenlace negativo son evidentes. Al mal momento competitivo hay que unir las dudas en el vestuario y la resignación de la afición. Después del bochorno de Elche los seguidores pasaron de la exasperación y el enfado a la tristeza y la resignación. Las preguntas de los aficionados son como dardos: ¿va a ganar el equipo dos partidos ante rivales como el de hoy, el Athletic y el Levante tras lo mostrado en los últimos envites?
Hay que creer. No queda otra. Ni el equipo ni Riazor pueden bajar ya los brazos. No se puede descender antes de tiempo. Los aficionados se han curtido en estas últimas cuatro temporadas. Dos bajadas al infierno han hecho mella en una afición a la que no se le puede pedir más. La alegría de los dos ascensos no compensa lo que está sufriendo el deportivismo. Se siente. Ha vuelto, esperemos que no sea para quedarse, el sentimiento de los tramos finales de las dos últimas de Primera.
Los jugadores recibieron las críticas más duras de todo el año tras el choque, nefasto, ante el Elche. La goleada supuso unas reacciones en cadena que hasta tuvieron la nota negativa de enfrentamientos verbales entre futbolistas y aficionados, la más sonora en Abegondo con la visita de medio centenar de Blues al entrenamiento del jueves.
Con las opiniones de los aficionados en los medios audiovisuales y las redes sociales, con los periódicos analizando un momento crítico, el plantel ha sido la diana y, en el centro, los que actuaron en el Martínez Valero.
Nadie culpa al entrenador porque, entre otras cosas, no tiene la culpa. Los males son adquiridos del pasado. Se le puede reprochar a Víctor que no activase a los suyos antes de saltar al campo... Puede ser, pero poco más. Si el anterior técnico hubiese estado en el banquillo se hubiera señalado hacia su figura, pero al obrarse el relevo hace semanas, se mira al profesional. Se le acusa de falta de actitud, concentración, solidaridad, entrega, generosidad en el esfuerzo...  
El fútbol es un estado de ánimo y el equipo lo tiene bajo, en el mínimo. Y como todo es una cuestión de causas y efectos, veremos el que provoca en ese estado mental del Deportivo el haber recibido iras, críticas y hasta insultos tras la visita a Elche.
A partir de ahora ya no hay tonos grises. O ganas, o estás en el pozo. Vuelve a la mente otra pregunta que se hacen los aficionados, ¿será fiable el equipo ante un envite de estas características en el que no puedes fallar o se vendrá abajo?
La respuesta la tienen que dar los deportivistas, esta noche. El equipo tiene que responder a su afición desde el primer segundo de juego y hasta el último. El Deportivo tiene que dejarse la piel. Los once que salgan al campo, el banquillo, los que se queden fuera de la convocatoria, todos.
Riazor está nervioso, como sus jugadores, el partido es a las diez, con mucho sábado para darle vueltas a la cabeza. Se necesita un escenario de victoria no solo por la clasificación, sino por los ánimos. Esta noche tiene que ser por el RC Deportivo.

Todo o nada en Riazor

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