Hay pocas situaciones más angustiosas que encontrarse atrapado en el interior de un coche destrozado después de haber sufrido un accidente, aturdido y sin saber a ciencia cierta la gravedad de las lesiones. Es entonces cuando se aprecia la aparición de los Bomberos y sus herramientas, dispuestos a desguazar el vehículo siniestrado y sacar de allí a la víctima con collarín y sobre una tabla, de camino a la ambulancia.
Afortunadamente, no ocurre muy a menudo. Según las estadísticas municipales, en los últimos años el número de intervenciones de este tipo se ha mantenido muy estable. En 2011 fueron solo 11 y poco a poco han ido descendiendo: 2012 (9), 2013 (9), 2014 (5), 2016 (7) y 2017 (7). Este año solo se ha registrado un caso, así que es muy posible que se registre una cifra récord. Sin embargo, se sigue gastando una gran cantidad de dinero para que que el servicio de extinción de incendios cuente con lo último en material para esta clase de intervenciones. En la última junta de Gobierno, se anunció que el Ayuntamiento recibirá 930.000 euros procedentes de la Xunta. La mayoría, 340.000 euros, irá destinada a un nuevo vehículo para trabajos de liberación de víctimas de siniestros de tráfico equipado con una bomba principal, una cizalla, cortacinturores, cortapedales... Todo un nuevo equipo.
No hay otro remedio. A pesar de que el equipo con el que cuentan actualmente en el parque de A Grela es funcional, el principal problema es que tiene que adaptarse a los nuevos modelos de vehículos que salen al mercado. Cada uno con sus especificaciones y estructuras, como un tipo de carrocería diferente, que puede suponer un desafío para las viejas herramientas, en una operación en que cada instante cuenta.
Primero se comprueba el estado de las víctimas. Después, se estabiliza el vehículo. Acto seguido se procede a lo que se conoce como “abordaje”: la retirada de puertas y techo para despejarlo todo. De esta manera los servicios sanitarios pueden atender a la víctima.
Piernas atrapadas
Si siguen atrapados, lo habitual es que se deba que sus piernas están atrapadas, quizá por el salpicadero, que se adelantó por efecto del choque. Entonces hay que seguir cortando el material, con cuidado. A pesar de todo, el proceso se puede llevar a cabo en cinco minutos. “Nosotros lo hacemos”, asegura un bombero coruñés, aunque todo depende de la situación donde se encuentre el coche, de si hay más personas en el interior... Puede durar más de diez minutos.
Los airbags, por ejemplo, son un problema: “Hay que asegurarlo para que no salten después de producirse el accidente, pueden saltar porque estamos aplicando tracción sobre la carrocería”. también hay que preocuparse de los cinturones de seguridad porque cuentan con unos pretensores neumáticos, que no hay que cortar con las cizallas porque el aire se liberaría de forma explosiva. Todo mientras el bombero se concentra en el coche y/o en la victima.
Afortunadamente, en A Corña no se dan a menudo estas situaciones por la escasez de vías rápidas pero de vez en cuando suceden situaciones trágicas, como la salida de vía de julio del año pasado, en la que murió un adolescente de 16 años y otros tres jóvenes resultaron heridos. Entonces parece dinero bien gastado. l