La opción de eliminar la protección se descartó desde el primer momento

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redacción > a coruña
  Cuando el fuerte oleaje provocado por la borrasca “Becky” en noviembre del año pasado volvió a derribar 50 metros de la balaustrada del Paseo Marítimo por segunda vez en menos de tres años, los técnicos municipales comenzaron a madurar la idea de sustituir la estructura de piedra para evitar nuevos accidentes de este tipo.
El jefe de Demarcación de Costas, Rafael Eimil, llegó a sugerir la eliminación de cualquier tipo de valla en este tramo –entre el Playa Club y la coraza del Orzán– o reducirla a un simple quitamiedos, si bien esta opción fue descartada desde un principio por el concejal de Infraestructuras, Esteban Lareo.
El edil siempre se mostró partidario de establecer algún tipo de protección para prevenir accidentes, como posibles caídas al arenal. Al final, la barandilla instalada en la coraza se tomó como modelo, por su demostrada resistencia al oleaje.

La opción de eliminar la protección se descartó desde el primer momento

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