Miguel Montes Neiro, considerado el preso común más antiguo de España al haber enlazado desde 1976 una veintena de condenas, abandonó ayer la cárcel de Albolote con el convencimiento de que ahora comienza su “primera oportunidad” en la vida y la promesa de que no volverá a delinquir.
Visiblemente emocionado, acompañado de dos de sus hermanas y de sus dos hijas, que acudieron a recibirle junto a otros familiares y amigos, y en medio de una gran expectación mediática, Montes Neiro clamó: “Me siento libre” y aseguró: “No soy una alimaña”.
Su salida supone el punto y final de la incansable lucha de su familia durante la última década para lograr su puesta en libertad.
El ya exreo, que ofrecerá próximamente una rueda de prensa, dijo a la treintena de medios que aguardaban su salida que arrepentirse “no vale de nada” si lo hecho, hecho está, y avanzó que dedicará el resto de su vida a sus hijas: “mis diosas”.
“Mis hijas aún no han hablado conmigo. Ahora el que tiene que hablar es su padre”, dijo Miguel flanqueado por ellas.
Tras haber pasado su última noche en la cárcel “como un león, dando vueltas y achuchando al guardia” para salir.