Diez años desde que el andamio fue un buen lugar para que los niños vieran teatro

Diez años desde que el andamio fue un buen lugar para que los niños vieran teatro
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Comenzaron hace diez años cuando adoptaron un andamio para hacer subir la imaginación desde el esternón a la cabeza de los niños. La primera sala de teatro infantil de la ciudad levantó el telón para darle salida a historias propias y ajenas, pero también para crear escuela.
En medio de su periplo escénico, decidieron establecer su domicilio en un barrio nuevo al que había que llenar de vida. Y en un punto de la elipse convertida en plaza, Teatro del Andamio introdujo la buena costumbre de sentarse en una butaca a ser partícipe de un cuento.
El padre de la compañía, Álvaro Guevara, asegura que los vecinos están contentos porque en vez de tener “no sé qué, tienen un teatro”. Al que pueden acudir en zapatillas porque en todo este tiempo se ha generado el ambiente propio de un barrio. Es así como la diseñadora gráfica que trabaja para ellos vive a pocas manzanas del escenario y cambia sus creaciones por el curso que sus niños reciben en el Andamio. Con la fotógrafa ocurre lo mismo y así, unos y otros salen beneficiados del trueque y le hacen frente a la crisis.
Dice Guevara que pasaron por un momento crítico cuando estalló la recesión económica. Sin embargo, la agrupación acudió a otro tipo de fórmulas y colaboraciones para evitar que el barco se hundiese. El andamio resistió al temporal hasta el punto de que hoy presentan nuevos proyectos y a las funciones habituales los sábados y domingos para niños, añaden una tercera todos los viernes para el público adulto.
Se trata de fidelizar un público con bigote que sepa que puede contar con una alternativa fija en su agenda cultural. De esta forma, arrancarán este viernes con la comedia argentina “La Casona”, con Gema Ulloa, Victoria Teijeiro y Nacho Martín y en diciembre la compañía Ultramarinos de Lucas, de Guadalajara, presentará “La sombra de Lear. Shakespeare”.
La función adulta no será la única novedad. El andamio se desmontará en marzo para montarlo nada menos que en Kazajistán, donde representarán durante dos semanas “A verdadeira historia da cigarra e a formiga”, premiada en el Festival Internacional de Vilnius 2012( Lituania) por el mejor vestuario y la mejor música original.
En su intención está también la de la celebrar el décimo aniversario por todo lo alto con actividades como el taller que impartirá en enero Jorge Coira, director de “18 comidas” o “El año de la Garrapata”, que abordará la improvisación delante de la cámara. En ese mes, el Andamio se vestirá de estreno para comenzar a ensayar la obra “El pájaro y el bichájaro”, de un ave que emigra a un bosque y se encuentra con una especie que es mitad bicho, mitad pájaro.
A día de hoy, la escuela prepara a siete grupos de alumnos, seis formados por niños y un séptimo de adultos, que por primera vez harán teatro con público delante. Los adolescentes fueron los que más demandaron clases para este curso y entre sus planes está el llevar a escena “Mucho ruido y pocas nueces” y “Grease”. Para seguir haciendo que el andamio sea un buen lugar para soñar.

Diez años desde que el andamio fue un buen lugar para que los niños vieran teatro

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