“El 26 de octubre tuvimos una reunión con el concejal de Regeneración Urbana y el jefe del servicio de Intervención de la Edificación y Disciplina Urbanística para hacer patente que la ciudad está paralizada y las licencias estancadas”. El empresario y vicepresidente de la Asociación de Emprendedores y Empresarios de Galicia (Ascega), Alberto Paz, comienza así su relato de lo que cree que se ha convertido en una persecución personal por parte del Ayuntamiento. Cuenta que les explicaron a sus interlocutores de la Marea que “hay problemas de gestión dentro de Urbanismo” y estos les pidieron datos concretos.
De buena fe y carente de permiso para explicar caso por caso los de los socios de Ascega, Paz se ofreció a aportar sus expedientes como prueba de la parálisis. “El día 28 de octubre le envío un correo al jefe de servicio con los datos de tres expedientes y en la junta de Gobierno del 18 de noviembre me invalidaron la licencia para un edificio en la ronda de Nelle sin darme respuesta antes”, rememora.
A partir de ahí, lo llamaron para mantener una reunión el día 23 en la que le anunciaron que cancelarían otra de las licencias pendientes y una tercera solicitud está sin respuesta año y medio después de iniciar los trámites.
Paz reconoce que en el primer caso podría estar justificada la caducidad, si bien opina que en este caso se debe a una cuestión personal por plantear los problemas de las políticas de la Marea.
Su teoría cobra fuerza entre los miembros de Ascega porque “es la primera vez que invalidan una licencia de este tamaño en la ciudad y di tres números de expediente” que son alrededor de los que han surgido problemas, mientras que otros procesos de su empresa de los que no habló continúan su curso normal dentro de la paralización.
El empresario entiende que tanto el PSOE como el PP hubiesen intentado buscar una solución para adaptar la urbanización, parte de la cual ya está en estructura, al nuevo plan general porque “cada vivienda generaría ocho empleos directos”.
Por contra, el actual equipo municipal le ha ordenado el derribo de la estructura de la primera fase de la urbanización –situada entre la ronda de Nelle y las calles de Fátima y Maravillas– ahora que vuelve a existir demanda. Con su acto denunciando su situación, Paz quiere dar voz a decenas de cientos de empresarios coruñeses que no se lo pueden permitir por un supuesto miedo a “represalias”. “No se mueve nada; los propios funcionarios están asustados de cómo se hacen las cosas”, revela.
“La Marea no está capacitada para gestionar una ciudad de este calado”, advierte el representante de Ascega, que dice que la entidad cada vez tiene más socios. “Nos llueven las quejas desde cualquier sector”, zanja.