Para algo más que cantar un repóker

Para algo más que cantar un repóker
La muestra está promovida por el Museo Origami de Zaragoza (EMOZ) pedro puig

Los naipes comenzaron la gira en su propia casa, Zaragoza, para seguir hasta León y hacer parada en el Casino Atlántico. El arte del origami desembarca hasta el 25 en el mismo lugar donde se hacen apuestas para brindar una docena de figuras caprichosas. Les da forma Jorge Pardo, director del único museo de esta especialidad en el mundo, Escuela Museo Origami de Zaragoza (EMOZ). En total, el experto enrolló hasta 1.500 naipes. En las obras pequeñas empleó sobre 30 y para las grandes sumó hasta 500 alineados para completar una familia que tiene parte “b”.
Se trata de la colección de escudos de fútbol de papel de Francesc Martí, que tiene inmortalizada a toda la primera división y parte de la segunda. Las cartas con las que se canta un repóker forman solapas y bolsillos, que son los trucos con los que Pardo engarza unas con otras: “Se va plegando el naipe para que quede un hueco y ahí se mete una solapa de otra carta o un papel”. Los bolsillos sirven para ir uniendo una carta con la siguiente y la manera de construir piezas se le llama “modular”. Es la utilizada para todas las criaturas que se pueden ver en la ciudad, dos de ellas creadas ex profeso para la ocasión. También existe una segunda, la geométrica, que se hace con pliegues y a base de arrugar el papel. Pardo explica que en el centro que pilota hay “papiroflectas” de todo el mundo, desde Japón a Estados Unidos. Zaragoza no está puesta al azar como embajadora del origami: “Es donde está el grupo de papiroflexia más antiguo del mundo con 75 años”.
En EMOZ, se puede ver la historia de esta especialidad desde el inicio del papel hasta la actualidad en Occidente y Oriente, con Japón como abanderado. También hay una sala dedicada a la recreación de un fondo marino creado a base de cartas que se en cogen y se estiran: “Es un proceso muy largo y la técnica es bastante innovadora”.
Entre el listado de nombres expertos en manejar los naipes para algo más que para pensar jugadas, está el de Andrea Russo, un italiano que está considerado como uno de los mejores. Los zaragozanos llevan en pie desde hace tres años, siendo la envidia de otros puntos donde contemplan la posibilidad de dedicarle un espacio al origami: “En Estados Unidos, Francia y Japón hay mucho interés”. En cada sitio donde los naipes saludan, Pardo va ampliando la colección. Es una afición que engancha.

Para algo más que cantar un repóker

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