Eran días de Charlestón. Sobre las moquetas de las plantas nobles se brindaba con champán francés y se proyectaban desarrollos urbanísticos en los pocos rincones aún sin colonizar.
Pero llegó la crisis por la autopista del ladrillo y dejó sus huellas dispersas por toda la ciudad: edificios a medio construir en Vioño, “stand by” en la Fábrica de Tabacos, el caso Residencial Finisterre, plúmbeos procesos de dilación en el Parque Ofimático...
Y Someso. El sueño de una serie de promotores reunidos en una junta de compensación, una recolección de terrenos que todavía se masca en los tribunales y el penúltimo delirio de grandeza de Caixa Galicia. La entidad financiera llegó a proyectar dos rascacielos gemelos de 32 plantas, coronando los flancos de la avenida de la Universidad en los que pretendía establecer su sede.
El portal inmobiliario de la entidad aglutina 5.119 pisos a la venta en Galicia y ofertas en toda España
Un símbolo > Hoy ya no hay Caixa Galicia. Ni pretensiones de alcanzar las nubes. Novagalicia Banco ha puesto a la venta los terrenos de Someso a través de su portal inmobiliario, escogecasa.es. Así se anuncia en una vistosa valla publicitaria que comparte solar con una gran excavación previa a la cimentación, y que acumula una gran cantidad de agua apozada.
Si los planes de la caja eran un reflejo de la preponderancia de hace unos años, la oferta es el espejo en el que se proyecta la actual situación de la entidad. La web –en la que por cierto no es posible consultar más detalles sobre los solares ofertados– es un auténtico hipermercado inmobiliario en el que, para hacerse una idea, buscan comprador pisos en todas las provincias de España excepto siete, 5.119 viviendas repartidas por toda Galicia, 2.314 de ellas solo en la provincia coruñesa, y suelos y activos de inversión en hasta siete provincias, 47 de ellos en A Coruña.
Activos tóxicos > No será fácil que los nuevos gestores del resultado de la fusión de cajas se puedan deshacer de los solares de Someso. En el actual escenario inmobiliario no parece factible que aparezca alguien dispuesto a asumir un proyecto de tal magnitud.
De hecho, la erosión de las estrecheces económicas ha cuarteado el aspecto de todo el polígono, que a día de hoy combina edificios acabados y habitados con alguno en fase de construcción, varios con el proyecto y la licencia ya concedidos, y unos cuantos –no solo los de Novagalicia– a la espera de algún postor.
La consecuencia del frenazo en el estirón definitivo de este barrio de nuevo cuño beneficia a unos pocos, pero ha perjudicado a muchos. Por un lado, todos los problemas –económicos, judiciales y urbanísticos– que se ciernen sobre Someso han permitido a algunos coruñeses hacerse con una vivienda en una ratio calidad-precio al menos interesante.
Pero por otra, en la cruz de la moneda, se encuentran muchos que han huido al galope. Un buen ejemplo es lo sucedido con la Torre Urbis, que tras una espiral de sentencias de anulación y reposición de licencia contempla ahora pisos vacíos de compradores que prefirieron evitarse dolores de cabeza.
De esta forma, el futuro de Someso se escribe sobre los renglones del icono que nunca llego a ser y las incertidumbres de los mercados.