Ortega ya saborea la felicidad que no da el dinero

Ortega ya saborea la felicidad que no da el dinero
Amancio Ortega, el fundador de la multinacional textil Inditex, a su llegada a la clínica coruñesa en la que dio a luz su hija JAVIER ALBORÉS

El cuarto nieto de Amancio Ortega es especial. Para su esposa, Flora Pérez Marcote, es el primero. Para el resto del mundo, el bebé que ayer vio la luz en el hospital Quirón de A Coruña –el Policlínico de toda la vida– es el ungido por el destino para heredar el imperio Inditex.

El despertador sonó temprano en la casa de los Ortega. A las 6.30, el joven matrimonio llegaba a la clínica, tal y como se había pactado el lunes, cuando la última revisión aconsejaba programar el parto para primera hora de ayer. Marta y Sergio madrugaron para respetar el culto familiar a la discreción, virtud venerada por el patriarca. Tras los preparativos, unos minutos antes de las 8.30, Marta Ortega recibía el beso de su padre en el momento de cruzar la puerta de la sala de partos.

El fundador de Zara había llegado sobre las 8.00, y ya con su hija en los expertos dominios del equipo Ron, regresó a su casa para esperar la llamada que confirmó la feliz noticia.

Las manos del doctor Roque Devesa, el ginecólogo que ha controlado la gestación desde el primer momento, fueron las primeras en sujetar el cuerpo de Amancio Álvarez Ortega. Unas horas después, la radiante abuela confirmaba lo aguardado: que los dos protagonistas estaban en perfecto estado de salud y que la felicidad se había adueñado de la familia: “Todo está muy bien”.

Para entonces, cuando las cámaras inmortalizaban la sonrisa de Flora y de sus dos acompañantes –amigas de total confianza, una de ellas la arquitecto de cabecera de la firma, Elsa Urquijo– la noticia ya había volado por todos los rincones de la ciudad y el aparcamiento del hospital era un enjambre de cámaras, periodistas y no pocos curiosos.

El heredero de la heredera se ha ajustado al guión. Es coruñés por expreso deseo de sus padres, quienes tras la sonada boda oficiada en el pazo familiar de Ancéis, hace algo más de un año, habían fijado su residencia en Barcelona.

Se llama Amancio y es obvio el motivo. Llega en lo mejor de una historia de amor que surgió hace cuatro años entre el jinete profesional Sergio Álvarez, y Marta Ortega, entonces en pleno programa de formación para algún día hacerse cargo de la mayor empresa textil del mundo, modelada por su padre.

El pequeño Amancio completa la terna del círculo afectivo más estrecho de Ortega, formado hasta el momento por su esposa, a quien conoció como dependienta de la tienda que Zara tenía en la calle de Torreiro, y su hija Marta, para quien incluso construyó el mejor centro hípico imaginable.

De su primer matrimonio, Amancio Ortega tiene otros tres nietos, todos ellos hijos de Sandra Ortega Mera y su esposo, Pablo Gómez.

El nacimiento del pequeño Amancio se produce unas horas después de que por primera vez el fundador de Inditex haya accedido al “podio” de la lista de hombres más ricos del mundo que periódicamente confecciona y publica la revista “Forbes”. Su fortuna está calculada en 43.000 millones de euros. Cuentan los allegados de Ortega que todo esto le trae sin cuidado. Que ayer solo tenía ojos para su nieto.

Ortega ya saborea la felicidad que no da el dinero

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