Montserrat González confesó ayer que decidió acabar con la vida de la que fuera presidenta de la Diputación y del PP provincial de León, Isabel Carrasco: “¡Era ella o mi hija ... Ella iba a seguir haciéndole la vida imposible, por eso decidí matarla”.
Entre lágrimas, y en respuesta de preguntas de su letrado, José Ramón García, la autora confesa de la muerte de Carrasco explicó cómo decidió que iba a acabar con la vida de la política leonesa.
La decisión la tomó, agregó, después de una reunión de la cúpula del PP en Madrid en la que, según la acusada, se proponía designar como nuevo presidente del PP leonés a Javier García Prieto, pero finalmente “Rajoy no dejó”. En ese momento se dio cuenta de que Isabel Carrasco iba a continuar al mando e iba a seguir con el acoso a su hija. “Estaba ya tan decidida, vi que García Prieto ya no salía y decidí que la iba a matar”.
Según la versión de la autora confesa, ni Raquel Gago ni su hija Triana Martínez planearon junto a ella el crimen. “No tenían nada que ver, ellas no tenían ni idea. Lo hice ese día porque coincidió, perfectamente podría haberlo hecho otro día”. Montserrat, además, dijo no estar arrepentida y aseveró que si dijera otra cosa “mentiría”. “Estaba convencida de que si no lo hacía mi hija iba a sufrir algún percance, que iba a ir a su entierro. Si hubiera salido de presidente Javier García Prieto no estaríamos aquí”, lamentó.
La defensa de Montserrat González y su hija Triana, atribuyó el origen del crimen al acoso sexual que la víctima sometió a la segunda de ambas acusadas y la animadversión posterior de la regidora a raíz de verse rechazada. De hecho, el defensor, durante la exposición de los escritos de calificación provisional en la primera sesión del juicio que se sigue en la Audiencia de León por el procedimiento de jurado popular, advirtió de que la relación entre ambas “fue buena” hasta que Carrasco “demandó relaciones sexuales, agarrando a Triana por la cintura con fuerza” y le dijo: ¡”Piensa lo que haces, conmigo tienes mucho que ganar y poco que perder!”.
Desde ese momento, siempre según la versión de madre e hija, “comenzó un calvario para Triana porque Isabel Carrasco no aceptó ser rechazada” y comenzó el supuesto acoso laboral, personal y judicial que terminó con su muerte a manos de Montserrat González.
Sin embargo, tanto la Fiscalía como la acusación particular reprochan a la defensa de madre e hija que su línea argumental pretende juzgar a la víctima. “Fuera como fuera Isabel Carrasco, nadie la puede matar, no existe ningún motivo para justificar un asesinato y menos de esa forma tan cobarde”, aseveró el fiscal, mientras que Beatriz Llamas, letrada de la acusación particular, insistió en que “la única víctima es Isabel Carrasco. Una persona ha muerto y nada puede justificar un crimen”.
La Fiscalía sostiene que la muerte de Carrasco se produjo por la “animadversión” que Montserrat y su hija Triana sentían hacia ella, a la que culpaban de usar su posición para perjudicar a Triana.