Asaltan dos veces en diez días una cafetería de la avenida de Finisterre

Asaltan dos veces en diez días una cafetería de la avenida de Finisterre
El local apenas sufrió daños excepto en la máquina tragaperras, que fue retirada | quintana

A las cuatro de la madrugada de ayer, un individuo con pasamontañas entró en la cafetería Scala, que hace esquina con la avenida de Finisterre y la calle San Sebastián. Destrozó la máquina tragaperras y huyó al volante de un Ford Scort. Este detalle se conoce porque hubo un testigo presencial, un vecino que contempló cómo actuaba el ladrón. Cuando acudieron a comprobar los daños, descubrieron uno de los cristales de la puerta hecho añicos. “Es una vergüenza”; denuncia desde detrás de la barra Javier Mella. Se trata de la segunda vez que le roban en diez días.
Para él, resulta evidente que se trataba de un golpe planeado: “Estábamos controlados, porque nosotros cerramos a las tres de la madrugada y el tipo vino aquí a las cuatro”. Además de pasamontañas, llevaba guantes y una palanca. Actuó como un profesional y forzó la tragaperras en un instante, antes de darse a la fuga. Entre el golpe de ayer y el de la semana pasada, Mella calcula que pueden haberse llevado hasta 3.000 euros.
Sin embargo, no cree que se trate del mismo sujeto, puesto que en el anterior caso, entraron rompiendo la luna, y los ladrones que practican el robo con fractura suelen seguir siempre el mismo procedimiento. En todo caso, los daños están ahí: aunque el seguro le pagará los daños de la puerta, entre la parte de los beneficios que han desaparecido de la máquina tragaperras y otros gastos, calcula que los dos robos le han costado 1.500 euros.
Como en los noventa
En los treinta años que llevan abiertos, puede que en la cafetería Scala hayan llegado a robar unos diez veces, así que saben qué hacer. “A principios de los noventa pasó lo mismo, así que voy a hacer como entonces”, explica Mella. La solución del hostelero es simple: pegará en la puerta un cartel donde se pueda leer “máquina sin dinero” y además, la dejará abierta para que todo el que mire a través del cristal pueda ver que la ha vaciado antes de marcharse.
Tampoco fue el único local asaltado ayer. El restaurante Maximum situado a unos portales más abajo, muy cerca del cruce con la ronda de Nelle, sufrió la misma suerte. Presumiblemente, a manos del mismo responsable.
Historias que se repiten
En contra de lo que pudiera parecer, las historias de empresarios que sufren robos repetidos son comunes. En abril, la dueña del café bar Doryan, en Los Rosales encontró la cristalera rota a primera hora de la mañana. No era un espectáculo insólito para ella: se trataba de la cuarta vez que allanaban su negocio desde finales de febrero. “Estoy quemada”, confesaba la afectada. El ladrón había provocado los destrozos solo para hacerse con unos cuantos paquetes de tabaco. “Dejo hasta la caja registradora abierta para que vea que no hay nada”, explica.
A finales de ese mismo mes, la churrería Núñez, en la Primera Fase de Elviña, era asaltada durante la madrugada del domingo al lunes. Su dueño, Óscar Núñez, expresó su indignación por el que era ya el tercer robo en cerca de dos meses. Todos reclaman más vigilancia policial. l

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