El empresario coruñés Manuel Soto Pérez, que cambió el modo de entender la construcción en la ciudad, falleció el pasado viernes a los 85 años. Numerosos amigos y personalidades de la vida pública coruñesa transmitieron ayer su pésame a la familia. El promotor inmobiliario será enterrado hoy en el cementerio parroquial de San Pedro de Nantón (Cabana de Bergantiños).
El funeral comenzará a las 12.00 horas en el templo parroquial de Nantón, que él mismo ayudó a conservar. El año pasado los vecinos de Nantón le ofrecieron un homenaje para mostrarle su gratitud por sus contribuciones económicas para frenar el deterioro de la iglesia. En el acto Soto estuvo acompañado por su esposa, Amparo Amado, y por el alcalde de Cabana de Bergantiños.
El próximo miércoles sus amigos coruñeses lo recordarán en un funeral que tendrá lugar en la iglesia parroquial de Santa Lucía a las 20.00 horas.
Soto Pérez fue un importante constructor que montó un imperio de la nada, pues, tras nacer en Cabana de Bergantiños y empezar su vida laboral como “aprendiz de sastre”, de muy joven se trasladó hasta A Coruña.
Según cuentan algunas personas cercanas a él, se hizo a sí mismo levantando edificios que luego vendía a otras personas. A él se deben numerosos inmuebles, del Agra del Orzán, en el Ensanche e incluso en la plaza de Lugo que, aunque no destacan por sus características arquitectónicas, constituyeron un hito en su ascenso en el sector inmobiliario.
“Fue el apóstol del boom de la construcción en La Coruña”, cuentan sus amigos. Soto Pérez ocupó numerosos cargos de responsabilidad en compañías destacadas como Promotora Urbanística Las Rías, Costa Suites, Bergantiños Área Comercial, Constructora Herculina, Inmobiliaria Costa Coruña, Talleres Rocal o Energías Renovables Costa Coruña. Hoy son sus descendientes los que gestionan su grupo empresarial.