Con ilusión y precaución

Con ilusión y precaución
02 enero 2020 / 19 marzo 2020 / 26 marzo 2020 La triatleta paralímpica Susana Rodríguez, junto a su guía Paula García. ITU 23/10/2019

Los deportistas paralímpicos, sobre todo triatletas, ciclistas y atletas, han iniciado sus entrenamientos al aire libre para ir recuperando poco a poco su rutina. Su condición de Deportistas de Alto Nivel (DAN) les permite entrenar sin límite de tiempo a cualquier hora del día entre la ilusión y la responsabilidad por hacer las cosas bien y cuidar la salud.

El valenciano Ricardo Ten, campeón del mundo de ciclismo paralímpico en ruta y en pista, reconoce que tenía “ganas de poder salir al exterior” después de casi cincuenta días confinado.

“En el primer entrenamiento hice un puerto de montaña, L’Oronet, y noté las carreteras más vacías de lo normal. La ascensión y la bajada la hice en solitario, solo escuchaba a los pájaros, el río y fue una gozada. El primer día hice 85 kilómetros y el segundo 84 para ir cogiendo la rutina de entrenamientos en carretera”, confesó.

“La sensación es rara porque a veces te sientes como si hicieses algo que no debes. Algún coche te pita, te pide conocimiento, pero creo que nos falta a todos un poco de empatía. Cada uno desarrollamos el trabajo de la mejor manera posible y poco a poco vamos a ir cogiendo la forma”, manifestó.

Otro valenciano, Héctor Cabrera, subcampeón del mundo en Dubai en 2019, en la prueba de lanzamiento de jabalina de la categoría F12 de discapacitados visuales, en la que además logró el récord del mundo, salió a entrenar a la playa de Gandía.

 

Con permiso

“Pedí permiso al ayuntamiento, nos dijo que sí y fuimos con todos los artefactos. Las sensaciones fueron buenas, pese a estar dos meses sin hacer técnica con una jabalina. Cuando salimos a la calle daba un poco de impresión, pero es normal. Buscas cosas nuevas que hayan podido cambiar, pero está todo igual”, señaló. El atleta valenciano ha estado confinado en su casa natal junto a sus padres, su hermana, su abuela y su novia, la también atleta del Club de Córrer el Garbí en lanzamiento de peso Ainhoa Martínez, y junto a algunos de ellos ha construido una pista inédita.

En el jardín, junto a la piscina, habilitó un pasillo de lanzamiento, que termina en una lona en la que estrellan las bolas que ha adquirido a tal efecto. Así, alterna las de 800 gramos con las de un kilo y medio y la de dos kilos, con el fin de continuar entrenando la técnica.

Tanto el pasillo como la estructura de la lona las han construido a mano durante el último mes, con la finalidad de que a las sesiones de pesas, técnica de carrera y movilidad de pies pudieran sumarse las de su especialidad.

 

Libertad

La gallega Susana Rodríguez, campeona del mundo de triatlón en la categoría T11 de discapacitados visuales, salió el primer día a correr a las ocho de la tarde con una sensación de libertad.

“Fue muy bien. Corrí diez kilómetros. Es un poco agobiante correr con la mascarilla, solo aguanté los primeros kilómetros porque tengo asma, pero es genial recuperar la sensación de lo que más me gusta”, apuntó.

Rodríguez también tuvo tiempo estos días de nadar en el mar, en el Océano Atlántico que baña Vigo, aunque “el agua estaba un poco fría”. “He nadado y también he corrido, pero los siguientes días en horario de entrenamiento para Deportistas de Alto Nivel. Estaba todo vacío, corrí por el paseo marítimo sin nadie, y es un respiro empezar a volver a la normalidad deportiva”.

El almeriense Jairo Ruiz, medallista de bronce en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro en la clase PT4 de discapacitados físicos, dejó los dos primeros días para que la gente pudiera hacer su deporte y desde el lunes está entrenando en el horario en el que la ciudadanía normal no sale.

“Por las mañanas bajo a la playa a nadar, que está haciendo buen tiempo y está permitido para los DAN. Luego salgo otra vez por la tarde, antes de las ocho, a correr o montar en bici. Las carreteras están muy tranquilas, hay poco tráfico, y dentro del problema tan grave que tenemos, los deportistas estamos pudiendo volver a la normalidad”, señaló.

“Cuando tengamos entrenamientos más planificados y específicos necesitaremos tener mas instalaciones, pero por ahora, con ir a la calle en horario diferente al resto, las sensaciones son buenas”, apuntó.

La maratoniana catalana Mari Carmen Paredes pasó el confinamiento total entrenando en casa trabajando con la elíptica y haciendo ejercicios en el patio. Vive en Cornellá y el primer día que pudo salir lo hizo con la intención de ir al río, que está a 500 metros, en El Prat, pero los policías no la dejaron pasar.

“Mi zona de entrenamiento se redujo mucho porque no me dejaban pasar si era de Cornellá, pero la sensación de estar al aire libre fue tremenda. Tenía unas ganas enormes de salir y estuvimos haciendo los primeros días un ida y vuelta a la frontera de El Prat y Sant Boi”, señaló.

“Con el paso de los días hay menos gente, menos vigilancia y podemos movernos con más tranquilidad. Es una diferencia abismal entrenar de casa al río. Solo falta que podamos usar el gimnasio, aunque estos primeros días vamos (su guía y ella) suaves, tranquilos y disfrutando del aire libre”, confesó.

El fondista y maratoniano asturiano Alberto Suárez, que padece un problema de visión, vive en Oviedo. Salió a correr el primer día y según desvela fue “caótico”.

“Hacía un día espectacular, salió muchísima gente a la calle y se llenó la senda por dónde salgo a entrenar, en la zona del Parque de Invierno. Resultó complicado correr a ritmo, pero a pesar de todo para la cabeza vino muy bien”, manifestó el atleta asturiano, que está acostumbrado a salir a correr en ayunas. Desde el lunes, al ser deportista DAN, está saliendo a correr fuera del horario de ejercicio para el resto de la ciudadanía. La anécdota fue que le paró la policía para preguntarle qué hacía. “Fue un poco raro, pero tratan de velar por la seguridad de todos y me parece bien”.

El triatleta salmantino Alejandro Sánchez Palomero, que compite en la categoría SB8 de discapacitados físicos y vive en Mallorca, declaró que “las impresiones fueron muy buenas al salir por primera vez a hacer deporte”.

“La primera vez que me tiré al mar, sin neopreno, fue pura vida. Ahora a coger energía y poco a poco disfrutar del aire libre del que hemos estado privados estos meses”, comentó.

Para entrenar al aire libre, en el caso específico de los deportistas ciegos o con una discapacidad visual grave, pueden estar acompañados por un deportista de apoyo o guía, adoptando las adecuadas medidas de seguridad y protección que en cada caso sean necesarias.

Con ilusión y precaución

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