Después de mucha preparación, “El primer Picasso. A Coruña: 1891-1895” abrirá sus puertas el próximo jueves apadrinada por los reyes. Se trata de una de la mayor puesta cultural del gobierno de Carlos Negreira: vincular la figura del pintor a la ciudad, formando un triángulo con Málaga y París. Preparar esta muestra ha supuesto mucho esfuerzo y la colaboración de varias instituciones, entre ellas el Museo de Picasso en Barcelona, cuya conservadora, Malén Gual, es la comisaria de la exposición. Éstos días se encuentra en A Coruña supervisando la instalación de las piezas cedidas por coleccionistas particulares y museo y que no dejarán de llegar hasta el miércoles.
Es sorprendente: el que expone es un niño.
Es que tuvo la suerte de tener un entorno familiar propenso al arte. Su padre era profesor de dibujo y conservador de un museo, y le enseñó a copiar los cuadros.
Pero ¿A Coruña? La ciudad de Picasso es París, ¿no?
Bueno, todo el mundo asocia Picasso con París porque vivió 70 años. Y Málaga es su ciudad natal. Por eso sus años en A Coruña han quedado un poco ocultos.
¿Y hasta qué punto es importante? Tenía 10 años cuando vino y se fue con 13.
Muchas veces esa época es importante en un artista pero no se puede probar porque no se tienen los cuadros. Pero en este caso, tenemos todo el material.
¿Cómo es posible?
Primero, porque Picasso lo coleccionaba todo, hasta los billetes de metro, y sus obras se las llevaba siempre consigo. Y segundo, sus padres tenían mucha fe en su hijo y guardaban todos sus dibujitos: esa es la base del museo Pablo Picasso de Barcelona.
¿No es el artista con más obras en su haber?
Eso se sospecha. Se le calculan unas 60.000 obras.
¿Porque lo guardaba todo?
No, porque trabajaba muchísimo. Ahora mismo estaría dibujando o haciendo grabados. Pero guardaba todo, y cuando se fue a París en 1904 se llevó algunas obras consigo y entre ellas había tres o cuatro de A Coruña.
¿Cuántas piezas exponen?
En total, exponemos 71 piezas de Picasso, pero de esta época solo son 50.
Como niño, descubrió varios temas que marcaron su obra.
Esa es una de las tesis de esta muestra. Por ejemplo, un fauno de la Escuela de Bellas Artes, en 1946 lo vuelve a crear para una exposición. También comenzó aquí algunas costumbres.
¿Como cuál?
Aquí tuvo su primer enamoramiento con una niña del colegio. Ponía sus iniciales suyas y las de ella como anagramas en los líneas de texto, y cuando tiene otras novias, vuelve a hacer dibujos con sus anagramas.
Ese fue el inicio de su otra gran trayectoria, la sentimental.
(Sonríe) Sí, es verdad. Tuvo varias mujeres importantes.
¿Ya se percibía su genio?
Bueno, él solía decir que la pintura no era como la música, que podías nacer siendo un genio: en la pintura, para ser un genio, tenías que trabajar, y él trabajaba muchísimo. Además de tener el apoyo de su familia.
Y de un mecenas.
Sí, Costales era un político republicano coruñés, una persona importante en la época, y protector de la familia. También conoció a artistas que habían estado en Europa.
¿Fueron parte de lo que le marcó de vivir aquí?
Sí, pero, además, Picasso paseaba por la calle Real, donde exhibían cuadros en los escaparates. Lo encuentro importantísimo porque estaba rodeado de arte: hubo más de cien exposiciones durante su estancia.
Pero nunca quiso volver.
No, porque tuvo un mal recuerdo, por la muerte de su hermana Conchita. Casi tenía 13 años cuando ocurría y seguro que fue un golpe fuerte.
¿Tenía ya un estilo definido?
Tuvo muchos estilos. Todos conocemos el Picasso cubista, pero él pintó durante 80 años y tuvo varias etapas (azul, rosa, surrealista, impresionista).
¿Y una etapa coruñesa?
No podríamos definir un estilo propio, pero sí que se ve aquí lo que será Picasso.
¿En qué obra?
Hay alguna pequeña tablilla, un paisaje de la playa del Orzán, en el que para mí está ya todo el Picasso futuro, porque deja la obra a medio hacer, en un encuadre muy extraño, con pinceladas muy ágiles...
¿Y esa pintura es su preferida de la exposición?
Tengo muchas.
Pero, ¿cuál salvaría primero en caso de un incendio?
En la última sala hay una colección de viejos mendigos que es impresionante. Allí hay una perteneciente a una colección privada que sí salvaría.
Es un tema extraño para que un niño lo pinte.
Hay que pensar que es un alumno aventajado que va a Bellas Artes y hace lo que le dicen. Y en aquella época, era un género del siglo XIX y él recibió una formación decimonónica.
¿Era un chico disciplinado?
Una barbaridad, y tenía una base académica muy importante que estoy convencida que comenzó aquí. En Barcelona tenemos sus estudios académicos y ya conocía el cuerpo humano a la perfección.
¿No solo el femenino?
(Ríe) El femenino también, pero el masculino lo estudió una y otra vez para luego hacer esas metamorfosis en los que se cambia el cuerpo y lo destroza.
Así que “aquí empieza todo”.
Decimos eso de que aquí empezó todo exagerando un poco. Lo que comenzó fue su formación académica, pero Picasso se convirtió en Picasso en 1901, en París. Antes firmaba como P. Ruiz.