La casa de baños La Primitiva y la tragedia

La casa de baños La Primitiva y la tragedia

La casa de baños La Primitiva queda instalada en Riazor en 1874, propiedad de Guillermo Howland de Quesada. Abre sus puertas en 1877 como un centro donde los enfermos podían tomar baños de mar a diversas temperaturas, moda del momento, y a donde acudía lo más granado de la sociedad burguesa de la época. 
Entre sus servicios estaban los baños de agua salada y dulce, cuyo precio rondaba los tres reales -uno más si se usaba un toallón para la salida del baño-, las duchas a vapor y masajes, mecanoterapia, electroterapia, gimnasio y esgrima. 
Será en 1890, de la mano de Tomás Velázquez, cuando la casa de baños La Primitiva disponga de 26 pilas de baños, de las cuales 12 serán de mármol y otras 14 de azulejos blancos, lo que era suficiente para realizar los 400 baños diarios. 
A finales de esta centuria el establecimiento pasa a ser propiedad de Antonio Nogueira, quien presume de ser propietario de la casa de baños más antigua de la ciudad coruñesa y una de las mejor instaladas en España. Sin embargo, sin que se sepan bien las causas, el negocio de los baños a inicios del siglo XX no funciona, su clientela es escasa y en 1902 su propietario empeña las joyas de su pareja en el Monte de Piedad, que las valora en 25.000 pesetas y le da un préstamo por las mismas de 2.800 pesetas. 
Pese a esta ayuda no logrará reflotar el balneario y de este modo solucionar el problema financiero, por lo que toma su boleto de la casa de empeños como garantía y acude a buscar la ayuda económica en el usurero Juan Mayoral, el cual le facilita 500 pesetas, pero a un escalofriante interés del 60% anual. Este prestamista hará uso de aquella boleta y venderá las alhajas empeñadas de Antonio Nogueira, lo cual desata las iras de este, acabando el asunto en los tribunales.

nuevo propietario
Una vez arruinado, Nogueira se ve obligado a vender la casa de baños a un galeno natural de Laxe, quien a su vez había hecho fortuna en las lejanas tierras del Uruguay. Se trataba de Ramón Juega Charlín, un pionero de la medicina en el departamento uruguayo de Tacuarembó. El nuevo propietario renueva las instalaciones y hace una gran campaña publicitaria del negocio, al igual que su vecino y rival en el negocio, la casa de baños La Salud. 
El doctor Juega falleció apenas dos años después, en 1905, antes de haber cumplido los 60 años, dejando viuda y seis de los ocho hijos habidos en el matrimonio.
La Primitiva vuelve a ser tres años más tarde escenario de un trágico episodio, que será protagonizado por la joven poeta e hija del dueño, Juana Teresa Juega. El 4 de marzo de 1908 es tiroteada por su celoso novio, el teniente José Morales Villar, el cual, al comprobar su acción violenta y en un arrebato de culpabilidad acaba por suicidarse después de recargar su arma en la playa de Riazor. La casualidad hace que Morales Villar muera después de una breve agonía en la casa de baños La Salud, regentada por Ramón Borrego, quien competía con La Primitiva en la captación de clientela. 
El romance entre Juana Teresa Juega y José Morales había terminado de forma abrupta por parte de este, a quien no le gustaba que ella se dedicase a la poesía. El trágico suceso acontece cuando Juana Teresa Juega tiene terminada su primera obra poética, que llevaría por título “Alma que llora”, y es la causante de la desavenencia entre ella y su novio. Este conflicto acabaría con Teresa malherida y atendida en un principio por su hermano Ramón, médico como su padre, y el suicidio de Ramón por despecho de haber cometido tan horrendo delito, propiciado por los celos.
La suerte quiso que esta joven sobreviviese a aquel atentado amoroso y una vez extraídos los proyectiles alojados en su cuerpo, Juana Teresa se dedicará de lleno a la poesía, muy de moda en esos tiempos en los círculos de la cultura social más elevada. 
Unos meses más tarde contraerá nupcias con el abogado y secretario del Ayuntamiento Emilio Pereiro Quiroga, que llegó a ser alcalde de la localidad de Arzúa, el cual también se dedicaba a la poesía. La obra de este está redactada tanto en gallego como en castellano. 
Juana Teresa fallece después de una larga existencia, en la localidad de Melide, el 1 de enero de 1979, a la edad de 94 años.
Mientras, la familia del médico Juega Charlín había sido la encargada de regentar la casa de baños La Primitiva hasta la década de los años 40 del pasado siglo XX.

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