Reportaje | “Street Down”, una mirada distinta, un programa diferente

Reportaje | “Street Down”, una mirada distinta, un 
programa diferente

Cada miércoles, en las noches de la TVG, audiencia y conciencia se dan la mano en “Street Down”, un programa que entretiene y hace pensar. Sus protagonistas son dos jóvenes con Síndrome de Down, Pedro y Pablo, sí, como los apóstoles. Su apostolado es la vida, levantarse cada día y demostrar que no precisan del paternalismo excesivo. No entienden que haya gente que les mire con cierta condescendencia cuando ellos lo que buscan es una oportunidad. Si se quiere se puede y ellos quieren.

Pedro Barreiro y Pablo Candal están acostumbrados a tener que esforzarse un poco más para alcanzar los mismos objetivos que sus compañeros. La culpa la tiene una copia extra del cromosoma 21. Ese cromosoma de más no les impidió formarse y hacerse un hueco en el mercado laboral. Pedro, después de pasar por la universidad, encontró su primer empleo en una galería de arte, ahora es un experto cafetero en la tienda de Nespresso en A Coruña. Pablo lleva años en la nómina de Inditex, es un referente en los predios de Amancio Ortega en la calle de Juana de Vega. Los fines de semana Pablo se pone el chándal y se convierte en utillero del Ventorrillo Fútbol Sala, el equipo de su barrio, con el que viaja por media España, como uno más.

A los dos se les enciende la mirada cuando se les pregunta por su experiencia televisiva. Están orgullosos del trabajo y creen que puede contribuir a despertar conciencias y desterrar clichés.

Más de 500 mensajes
Se sorprenden del éxito alcanzado, Pedro cuenta que tras la emisión del primer capítulo recibió 500 wassap de amigos y conocidos, incluso de excompañeros de la Compañía de María a los que hacía más de una década que no veía. Le gusta que le paren por la calle y si alguno va de listo “le doy un corte que lo dejo tieso”. Su romance con la pequeña pantalla continúa, le han dado un papel en la serie Fontealba, en la TVG. Está lanzado, quiere que la interpretación no sea flor de un día.

Pablo sonríe a su lado y le recuerda que el primero en actuar en una película fue él. En el año 2004 saltaba a las carteleras el film “León y Olvido”, la historia de dos hermanos, uno de ellos con Síndrome de Down. Una historia dura, tan real como la vida misma. Pablo ha seguido actuando en películas y cortos y espera que “Street Down” le pueda abrir la puerta a nuevas aventuras televisivas o cinematográficas.

Como jóvenes que son, el amor también llama a su puerta. Pedro lo tiene claro, desde hace años bebe los vientos por María y tiene la suerte de ser correspondido. Pablo en este punto no lo tiene tan claro, no le faltan pretendientas pero no se decide, sigue deshojando la margarita.

A los dos les gusta cantar y bailar y bien que lo demuestran en el capítulo de “Street Down” en el que comparten escenario con la orquesta “París de Noia”. Los fines de semana van al cine o se echan un baile en algún pub del Orzán. “Yo soy más de Pelícano”, puntualiza Pedro. Donde ambos lo dan todo es en el karaoke de Santa Cristina, cita obligada en cada cumpleaños o celebración especial. Cuando se les pregunta por su infancia aseguran que fueron felices, que el cariño de la familia y los amigos paliaba los desplantes de algunos petulantes, que de todo hubo en la viña del Señor. Aún hoy, de cuando en vez se tienen que poner serios con alguno que va de listillo y que no ve más allá de sus narices. l

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