El hombre arrestado anoche como sospechoso de ser el responsable del ataque a tiros en el que resultó herido grave un clérigo ortodoxo en Lyon fue liberado ayer a falta de pruebas que puedan incriminarle en el suceso, indicó la Fiscalía de Lyon.
“En el actual estado de las pesquisas conducidas por los investigadores, ningún elemento permite implicarle en la comisión de los hechos”, indicó la Fiscalía, que agregó que el estado mental del sospechoso es incompatible con el arresto y aconsejó llevarle a un hospital psiquiátrico.
Cuatro días después del atentado que costó la vida a tres personas en una iglesia católica de Niza y en medio de las restricciones impuestas para detener la pandemia de coronavirus, los cristianos franceses celebraron ayer de forma muy peculiar la festividad de Todos los Santos.
Los cementerios apenas recibieron fieles, al igual que los templos, por un lado por el temor al terrorismo y por otro a el Covid-19. El ministro francés de Sanidad, Olivier Véran, además, aseguró en una entrevista con el semanario “Le Journal du Dimanche” que la celebración de Navidad, otro de los momentos importantes del cristianismo, estará muy marcada por la pandemia.
El mensaje garantista del Ejecutivo, que anunció un refuerzo importante del despliegue de fuerzas de seguridad en los templos, no caló en el país, sobre todo porque su eficiencia quedó puesta en entredicho con un nuevo ataque registrado este sábado en Lyon.
Allí un arcipreste ortodoxo griego recibió dos disparos de fusil en el vientre por un desconocido cuando se disponía a cerrar su templo, situado en el centro de la tercera ciudad más grande del país.
Aunque por el momento las autoridades descartan el móvil terrorista de esta acción, dejó mal parado el mensaje de seguridad enviado desde las autoridades, que multiplicaron el despliegue militar en las calles y anunciaron un aumento del número de policías y gendarmes, sobre todo en templos y escuelas.
Las secuelas del atentado de Niza se hicieron patentes en el país y enseguida se encendieron las alarmas tras el tiroteo de Lyon, cuyas motivaciones últimas todavía no quedaron esclarecidas. En ese contexto, el país acusa la amenaza terrorista en medio de una situación tensa por la pandemia de coronavirus, durante el primer fin de semana del segundo confinamiento que comenzó el pasado viernes.
El atentado de Niza fue el tercero de carácter islamista que sufrió Francia en algo más de un mes, todo ello en medio de un contexto internacional complicado, con manifestaciones contra sus intereses en numerosos países musulmanes.
El presidente francés, Emmanuel Macron, trató de calmar los ánimos con una entrevista a la cadena “Al Jazeera” en la que dijo comprender la cólera de algunos musulmanes con las caricaturas publicadas del profeta Mahoma, pero pidió comprensión con los valores franceses, que priman la libertad de expresión. l