El margen de error de los radares


PARA plantarle cara a un guardia civil de Tráfico que te acaba de multar por un exceso de velocidad hay que tener mucho valor, porque si te pones chulito te puede crujir por siete sitios más. Para suplir esa falta de valor, no es mala la dosis suplementaria que insuflan quienes visten una toga como uniforme de trabajo, como, por ejemplo, un juez que acaba de abrir la puerta a revisar miles de sanciones por aplicar de manera incorrecta el margen de error de los radares. Hasta medio millón de multas impuestas de 2010 se podrían ver afectadas por la decisión del magistrado a quien el Club del Automovilista Veloz, de existir, debería nombrar presidente de honor.

El margen de error de los radares

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