Un erial para uso y disfrute de unos pocos perros y poco más


ES posible que algún coruñés haya paseado alguna vez por el parque de Bens. La idea era la de crear un gran pulmón verde en la zona en la que en su día hubo un gran vertedero que, además, provocó una gran catástrofe hace ahora treinta años, cuando se vino abajo, matando a una persona. Sin embargo, ya sea por su alejada ubicación o por el hecho de que está formado por una serie de laderas de hierba, hoy secas y convertidas en un erial, con el tiempo se ha convertido en un gran retrete para perros, ya que allí poco más hay que paseadores de canes, algunos de ellos tan incívicos que al no recoger lo que los animales dejan han terminado por convertir aquello en un campo minado de excrementos. Allí iba a ir el museo de la
Automoción, un complejo que prometía un cuarto de millón de visitantes al año. Sin embargo, por obra y gracia de los mareantes, el erial queda para uso y disfrute de poco más de 200 personas al día.

Un erial para uso y disfrute de unos pocos perros y poco más

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