Polish Glow, el estudio en A Coruña donde el cuidado de la piel es también un acto de conexión

Polish Glow, el estudio en A Coruña donde el cuidado de la piel es también un acto de conexión
Verónica Makar, fundadora de Polish Glow, durante uno de sus tratamientos faciales

En A Coruña, hay un pequeño estudio donde cada detalle habla de cuidado: luz suave, aromas que invitan a quedarse, y una sensación de calma que se siente apenas cruzar la puerta. Ese espacio se llama Polish Glow, y detrás de él está Verónica Makar, una mujer que transformó su propia historia en una invitación a cuidar(se).

 

“Soy Verónica, nací en Argentina, me mudé a Polonia a los 15 y hace un año y medio que vivo en Coruña”, cuenta. En febrero de 2025 abrió oficialmente las puertas de su estudio, después de un enero lleno de muebles, planos y muchas decisiones hechas con el corazón. Pero la idea, dice, venía gestándose desde antes: "Necesitaba un espacio donde poder hacer las cosas a mi ritmo, sin prisas, conectando de verdad con las personas que vienen a verme".

 

Polish Glow es una filosofía, una declaración de intenciones, una manera de estar en el mundo. El nombre lo dice todo: “Polish representa mis raíces y mi formación en Polonia. Glow es ese brillo natural que quiero ayudar a devolverle a la piel”. Y no es casual que todo en su estudio -desde los tratamientos hasta el té caliente al llegar- esté pensado con esa misma lógica de conexión y cuidado.

 

 

Verónica se formó en Polonia en cosmetología y estética, aprendió masaje Kobido, profundizó en inmunología de la piel con Paulina, cofundadora de proXN (la marca que usa en la mayoría de sus tratamientos), y sigue aprendiendo, siempre. Pero antes de eso, fue una joven atravesando un brote de acné que marcó un antes y un después: "Fui a Buenos Aires solo para tratarme con Marta, mi cosmetóloga de toda la vida. Ella fue la única en quien confié. Quise ser para otras personas lo que Marta fue -y sigue siendo-para mí". 

 

Ese deseo la llevó a crear un espacio en el que la estética se entrelaza con lo emocional. Sus tratamientos -como los rituales con Phyt’s, la limpieza facial personalizada o el masaje Kobido antioxidante- están guiados por la observación, la escucha y el respeto por la fisiología de cada piel. "El diagnóstico previo es fundamental. No hay fórmulas mágicas. Cada piel es un mundo, y cada persona también", explica. Y eso se siente.

 

 

Pero hay más. Polish Glow también es un pequeño puente entre culturas. "Trabajo en español, inglés y polaco. Gracias a eso conecté con muchas mujeres polacas que viven aquí, y con personas extranjeras que necesitan un lugar donde sentirse en casa", cuenta Verónica. Ese detalle, lejos de ser anecdótico, habla de su forma de mirar y cuidar: global, empática, cercana.

 

Los pequeños gestos lo dicen todo. Las velas hechas a mano, los cuadros en polaco, el jabón natural del baño, las infusiones, los aromas, la música suave… "En Polonia siempre te ofrecen una infusión cuando llegás a un centro de estética. Me encanta poder traer eso aquí. Es un gesto simple, pero te hace sentir bienvenida", dice.

 

 

¿Y qué hace a Polish Glow diferente? Verónica lo responde sin rodeos: "Lo que hace especial a este lugar… soy yo". No lo dice con arrogancia, sino con esa honestidad serena que tienen quienes hacen su trabajo con el alma. "Mi historia, mi sensibilidad, mi forma de estar presente en cada detalle. Eso es lo que me gusta ofrecer: un cuidado real, sin disfraces, con luz y con intención".

 

En un mundo que corre, Polish Glow propone detenerse. Mirarse. Sentirse. Porque una piel cuidada, dice Verónica, brilla más… pero una piel escuchada, se ilumina.

 

Polish Glow, el estudio en A Coruña donde el cuidado de la piel es también un acto de conexión

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