La fiesta europea de la canción no logró aislarse de las “declaraciones políticas”, como pretendía la Unión Europea de Radiodifusión (UER), organizadora del festival, y la final de Eurovisión estuvo marcada por la controversia derivada de la participación de Israel. La UER había advertido a RTVE de que se exponía a una “multa punitiva” si durante su retransmisión se repetían los comentarios de la segunda semifinal sobre los muertos por la ofensiva militar de Israel en Gaza. En respuesta, Televisión Española emitió segundos antes del inicio de la conexión con Basilea, donde se celebró el certamen, el mensaje “Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y justicia para Palestina”. 

Tanto el presidente de RTVE, José Pablo López, como el perfil oficial del ente público difundieron el mismo mensaje a través de la red social X.

La posibilidad de que volviese a haber abucheos durante la actuación de Israel era otra de las incógnitas de la cita y, aunque no con la intensidad con la que se produjeron en 2024 o en la semifinal del jueves –cuando seis personas fueron expulsadas–, sí que se escucharon al inicio y al final de la canción interpretada por Yuval Raphael. Su balada, titulada ‘New Day Will Rise’ (‘Otro día llegará’, en español), tiene un fuerte valor simbólico si se tiene en cuenta que es una de las supervivientes de los atentados perpetrados por Hamas en octubre de 2023, tras los que comenzó la actual ofensiva israelí.

Ajena a polémicas, en sexta posición salió al escenario Melody, que desplegó garra y poderío vocal con “Esa diva” y puso a bailar al público presente en el St. Jakobshalle de Basilea. La representante española hizo además un guiño a sus fans al hacer el movimiento del ‘helicóptero’ con su melena al terminar la actuación.