De tontos y listillos

Eso, lo de tontos y entre risotadas llamó el jefe de una de las eléctricas a sus clientes. Por fin, dirán ustedes, se han dado cuenta de que usando el agua y el sol que es de todos lleguen unos listillos a embolsarse hasta cuatro mil millones de beneficio de los que esos directivos se llevan en crudo emolumentos que en muchos casos superan en ochenta veces lo que ganan los empleados que, en buena parte, hacen posible los altos salarios de esos risueños directivos.


Al tiempo que nos cuentan esa buena nueva para “los eléctricos” nos llega la noticia de que desde la patronal no quiere ni oír hablar de revisar los salarios. No estará de más recordar que cuando se habla de inflación hay que mirar solo a un lado: a los que ponen los precios por aquello de “quien manda es el mercado” cuando ciertamente son los mercaderes los que deciden cuanto nos cuentan esto y aquello. Y así andamos. Con eso que nos garantiza ¿? la Constitución en su artículo quince sobre los derechos del trabajador donde se dice que “recibirán un salario que satisfaga sus necesidades y las de su familia sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo. Seguro que el directivo reidor al que nos referíamos en las primeras líneas estará ahora echando sus buenas risotadas. De nuevo, volviendo a la Constitución pedimos que se cumpla ese artículo de la Carta Magna donde obliga a todos a cumplir al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica. Y ahí nos encontramos con los listillos que buscan ventaja entre una fiscalidad que necesita una revisión y la llamada economía sumergida que ahoga a otros muchos.


Y aparecen los comisionistas y otras especies como por ejemplo las que denuncia el ABC en un largo estudio donde denuncia que de los siete mil millones en adjudicación de vacunas contra el Covid una parte importante está bajo sospecha: una decena de casos están ya siendo investigados. El caso más famoso es el de los comisionistas madrileños y sus cómplices en la administración. Y es que una buena parte de los contratos están bajo sospecha.


Tal vez sean muchos los que al llegar a este punto se digan que verdaderamente nos tratan como tontos ese grupo de listillos.

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