Llevo tiempo analizando los numerosos problemas que tienen los emigrantes que ahora, creo, se van a incrementar con la reforma del Reglamento de Extranjería que entró en vigor el pasado martes. Para mí el nuevo texto, la nueva normativa, tiene muchas cuestiones negativas. De todos modos considero que aún puede tener un importante margen de mejora siempre que se considere oportuno recoger aportaciones que se vienen haciendo desde distintos sectores. De no producirse esta posible mejora creo que muchas personas van a quedar en una especie de terreno de nadie y con innumerables problemas para conseguir su tan deseada legalización material y poder disfrutar de un trabajo y estancia en nuestra tierra.
En mi artículo me referiré a aspectos positivos y negativos que he podido detectar con la entrada en vigor de la reforma reglamentaria. Un trabajo de denuncia y propuestas incluidas que han llevado a cabo una serie de entidades que trabajan en el campo de la ayuda humanitaria y que están especializadas en el acompañamiento social y jurídico de personas migrantes y refugiadas.
Hay aspectos relevantes que no se han tenido en cuenta y que suponen un impacto negativo en los derechos de las personas migrantes. Señalemos, por ejemplo, las graves consecuencias que tendrá la aplicación modificada de la normativa para miles de solicitantes de asilo que se han encontrado que su petición fue rechazada. Durante el tiempo de la tramitación –con una carencia entre uno o dos años–, disponían de una autorización para permanecer y trabajar en el nuestro país. Con la entrada en vigor de la reforma la denegación de la solicitud de asilo supondrá para decenas de miles de personas no solo que perderán la autorización sino que deberán esperar dos años más para poder solicitar una autorización por arraigo, y no se les reconocerá el tiempo de permanencia que han tenido.
Debo destacar que para muchas personas que se encuentran en situación administrativa irregular en territorio español, se van a flexibilizar determinados requisitos que permitirán su normalización. Algo que se puede conseguir a través del arraigo social ya con él que se puede llegar a reducir hasta en un año el tiempo de residencia exigido para poder hacer la solicitud, así como también con el proceso formativo ya que una vez finalizado se podrá cambiar el permiso de residencia por uno de trabajo, pero para ello es necesario presentar un contrato laboral.
De todos modos al referirme al terreno de nadie es, por desgracia, lo que se pueden encontrar muchos miles de personas a las que le será necesario vivir al menos dos años de manera irregular para poder intentar luego conseguir la residencia y poder desarrollar un trabajo.
Soy de los que piensan que este modificado reglamentario no va a resolver la situación de los migrantes. Los requisitos se endurecen y en lugar de buscar las soluciones más adecuadas para todos se va a producir un aumento más que considerable de la situación de irregularidad para muchas personas. Considero que los responsables políticos que toman las decisiones para solventar los temas deberían pensar en una regulación extraordinaria que pudiera beneficiar a miles de migrantes. De este modo además de garantizar sus derechos seguiremos caminando en pos de conseguir para muchos puestos laborales mano de obra, esos trabajadores que ahora son demandados por los empresarios.